Veinte años del matrimonio igualitario: «Puedo contar la historia que mucha gente no tuvo»

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Veinte años del matrimonio igualitario: «Puedo contar la historia que mucha gente no tuvo»

Luis Valverde, de 58 años, ríe al recordarlo. En el libro de familia que comparte con su marido, José Martínez Calvo, de 67, hay una mancha de tipex que borra el ‘doña’ antes de su nombre . Luis y Pepe se casaron en Madrid el 23 de septiembre de 2005. El matrimonio entre personas del mismo sexo se había legalizado tres meses antes y nadie había reparado en ese detalle del trámite. «Están borraditas la ‘ñ’ y la ‘a’ y se nota el hueco blanco, como documento tiene su simbolismo –sonríe Luis–; no fuimos los primeros, pero casi; los segundos o terceros». Este gesto casero y simpático refleja una época. España estrenaba derechos y las parejas de gais, lesbianas y bisexuales empezaban a ocupar espacio de lo jurídico, administrativo y de las políticas públicas, donde antes no existían. La ley entró en vigor el 3 de julio de 2005 : tercer país del mundo en permitirlo tras Países Bajos y Bélgica. Cuando le preguntaron al Rey Juan Carlos si iba a abdicar un día para no sancionar el texto como hizo Balduino I con el del aborto, contestó: «Soy el Rey de España; no el de Bélgica». Según el INE, más de 75.000 parejas del mismo sexo se han casado desde su aprobación. «Recuerdo ese Orgullo ver el banderón [arcoíris] y sentirme muy orgulloso de ser español, porque el país me consideraba un español de pleno derecho», dice Luis, que montó con Pepe la galería de arte Espacio Mínimo y presumían de libro de familia en sus viajes por el mundo. Hoy, Luis lleva dos anillos en su mano derecha. Su marido falleció hace dos años de un cáncer fulminante en solo 40 días.Noticias relacionadas reportaje Si Católicos y homosexuales: «Ahora por fin estamos dentro del templo» Beatriz L. Echazarreta estandar No Nueva iniciativa Sumar registra una ley para introducir la casilla «no binario» en el DNI Gregoria CaroEn el momento más duro, y durante el duelo, pudo estar presente, decidir y ver reconocido su matrimonio incuestionable ante la ley. «Hicimos del hospital nuestra casa, estuve al lado de su camita todo el tiempo, la Fundación Jiménez Díaz fue impecable en una situación tan extrema, nos ayudó a olvidarnos del cáncer, incluso con la sensación de que se acababa el tiempo , y fue como un amor loco, y poder verle a él irse tranquilo, porque sabía que yo me quedaba bien, poder morir como has vivido… Eso no tiene precio y dice mucho de una sociedad –explica Luis, con los ojos empañados en lágrimas–. Recuerdo a un amigo que estaba esquiando con su pareja, sufrió un infarto y murió en el avión. ¡No pudo despedirse porque no le dejaron subir! Y pensaba: ‘Yo no quiero que eso me pase a mí’». También lo pensó esos años en los que la visibilidad al colectivo era por causas terribles: « Perdí a muchos amigos por el sida , y yo hoy puedo contar la historia que mucha gente no ha tenido. ¡Qué privilegio!».«Mi hermano me llamó maricón»Luis agradece el amor de su familia y la de Pepe, y se emociona al recordar a su padre, militar de infantería, que fue «un padre muy cariñoso». No olvida el día que uno de sus hermanos le llamo «maricón» en un arrebato y quiso irse de la casa: «Sube mi padre y nos dice: ‘No os vais a ir a ningún lado. Si alguien se tiene que ir es tu hermano, que te ofendió, ya sabes cómo es, así que a cenar’. Y abrió una botella de vino». A Luis y a Pepe los casó la socialista Trinidad Jiménez, el 23 de septiembre de 2005, en Madrid. Allí estaba Pedro Zerolo, amigo de la pareja y activista LGTB Cedidas, del Álmbum familiarEl Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) documentó en 2004 que el 66,2 por ciento de la población era favorable al matrimonio igualitario. Pero la estadística no calma el dolor de aquellos que no tuvieron apoyo familiar. Avanzar en protección y reconocimiento jurídico ha sido para estas personas un alivio inmenso estos años.De huellas imborrables saben Gema Segoviano (47 años) y Ana María Cabeza (64), que se enamoraron a principios de los 2000 de un «flechazo» en un grupo religioso LGTB de Madrid. «De novias ya teníamos pensado buscar algún tipo de unión que nos protegiera, pero en esos momentos no había nada. Buscábamos una cobertura legal que no existía», dice Gema. Se casaron en el Ayuntamiento de Segovia, el 9 de diciembre del año que se aprobó la ley.Gema y Ana se casaron en Segovia el 9 de diciembre de 2005. Lamentan que el mundo rural sea menos aperturista Cedidas por la parejaFueron el primer matrimonio de mujeres de Castilla y León. La familia de Ana no asistió y por parte de Gema solo fue su hermano. « El día de la boda fue un poco agridulce , el apoyo fue bastante escaso y, con el tiempo, las personas que no nos acompañaron no han cambiado su forma de pensar», dice Gema, en un tono grave sin romperse. La nota alegre la ponen cuando recuerdan que el vacío familiar fue suplido por el amor incondicional de sus amigas íntimas, que estuvieron a su lado.Las intervenciones de Pedro Zerolo están grabadas en Ana y Gema, que recuerdan al activista del PSOE y la emoción de ese 3 de julio. «Yo vivía en el barrio madrileño de Chueca y la gente salió a los balcones a celebrarlo . Era toda una alegría, llamé a Gema para que viniera y lo celebramos como un hito que nunca creímos posible, sobre todo las personas más mayores», explica Ana. Las dos aseguran que se volverían a casar. «La figura del matrimonio te da una protección que otras figuras jurídicas no tienen», explica Gema, y añade: «No podemos olvidar que solo unos 30 países en el mundo reconocen nuestro matrimonio . Y ni siquiera todos los de la Unión Europea». El PP apoya hoy la ley con firmeza, pero en 2005 la recurrió al Constitucional, por ello, Ana lanza una reflexión: «Estuvimos cinco años pendientes de un hilo a ver si nuestro matrimonio valía o no. Da miedo que puedan venir gobiernos que nos quiten los derechos». Años después, se cruzaron las vidas de Marta García (36) y Bea Álvarez (35) en una España donde ‘doña’ y ‘doña’ ya era natural en los documentos oficiales. Con amigos y sus familias llenas de orgullo, estas jóvenes se casaron el pasado 21 de junio en «un fiestón, un bodorrio» , en un caserío de Cuenca, explican, de los que «te entran ganas de casarte». La fiesta fue también un símbolo, así lo explica Bea: «Cuando mis amigos heterosexuales me preguntan por qué me caso si ya no se lleva, mi respuesta es: ‘Porque no sé si mañana voy a poder hacerlo’. Los derechos hay que protegerlos».Marta y Beatriz se casaron la semana pasada eligiendo la fecha porque coincidía con el 20 aniversario del matrimonio igualitario: «Queríamos que fuera simbólico, un acto reivindicativo del amor libre» Cedidas por la parejaMarta completa la frase de su mujer: «Entendemos el matrimonio como un acto político de reivindicación de derechos adquiridos en tiempos de retrocesos a nivel internacional, no podemos dejar de celebrar el amor libre , hay derechos del colectivo que están en peligro y por eso teníamos claro que la boda tenía que ser en el 20 aniversario de la ley y en el Orgullo». Eran dos adolescentes aquel verano de 2005 en el que tantos Luises, Pepes, Gemas y Anas reían y lloraban celebrando la ley. «Nosotras tuvimos la suerte de que nuestras familias siempre nos han acompañado , fue una maravilla sentir el mismo orgullo por nuestra familia que el suyo por nosotras». Bea y Marta llaman a la redactora que firma este texto un día después de hablar: «Hemos estado pensando en esas dos mujeres que nos dices que se casaron sin sus familias… Nos encantaría conocerlas y hablar de estas dos generaciones que hemos vivido… ¿Crees que es posible?». No vivieron esa lucha, pero se sienten agradecidas con los que abrieron el paso.«Me siento más seguro aquí»Según el INE, el 30% de las bodas de parejas del mismo sexo son entre un cónyuge español y un extranjero; el 6% de dos extranjeros y el resto, españoles. «Soy de Inglaterra y tenemos los mismos derechos que en España, pero en los últimos 5 años siento que los derechos LGTB, sobre todo de los transexuales, han retrocedido, aunque también hay riesgos en España, me siento más seguro aquí », dice Flynn Hearn (30), que vive con su marido, Rafa López Fanjul (30). Se dieron el sí quiero el 20 de julio de 2024, en Gijón. No fallaron ni amigos ni familiares.«Creo que estos 20 años han servido para que nuestra boda se vea como el simple paso natural para formalizar una relación duradera. Pero aunque nosotros no nos hayamos casado como un acto reivindicativo, por naturaleza sí lo es, creo que la gente debería seguir haciéndolo para seguir disfrutando de los derechos adquiridos», asegura Rafa. Admite su «posición de privilegio» de ser hombre, blanco y gay, y, lamenta, «la comunidad trans no puede decir lo mismo» .

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