«Se ha malcriado a los ciudadanos y no se les ha educado en realizar un buen uso de la sanidad pública»

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«Se ha malcriado a los ciudadanos y no se les ha educado en realizar un buen uso de la sanidad pública»

El médico de familia sevillano Antonio Bizcocho lleva 45 años ejerciendo su labor asistencial en Huelva, que ha compatibilizado con su tarea sindical en el Sindicato Médico de Sevilla, del que es presidente desde hace casi un año. Conoce el sistema sanitario público de Andalucía desde su implantación y ha vivido todos sus vaivenes, avances y retrocesos, hasta el momento actual.-Este lunes una usuaria del centro de salud de Osuna abofeteó a una médica de familia porque no quería esperar su turno. ¿Estas agresiones, físicas o verbales, que ya se producen con cierta frecuencia, influyen también en la huida de los médicos de familia de Sevilla a otras ciudades?-Hace algunos meses un usuario entró en una consulta un centro de salud de Sevilla con un hacha. Muchos profesionales van con miedo a sus centros de salud cada mañana. Y se da la circunstancia de que la mayoría de los médicos de familia son mujeres, de lo que se aprovechan los agresores. Están solas y desprotegidas en sus consultas. El otro día hablé con un inspector de la Policía Nacional, tras dar una charla de seguridad a varios compañeros, y me advirtió de que muchas consultas de Atención Primaria en Sevilla son auténticas ratoneras para el profesional.-¿Qué explicación se podría dar al aumento constante de agresiones a los sanitarios de Atención Primaria durante los últimos años?-El deterioro de la asistencia podría explicarlo. Si te dan una cita para dentro de quince días con el médico, es normal que te cabrees, pero la culpa no es del médico. Y la gente agrede física o verbalmente al médico porque sabe que no le va a pasar nada. -A la agresora de Osuna la ha detenido la Guardia Civil.-Sí, pero no le va a pasar nada, si acaso una pequeña multa. Nos lo explicó el inspector de la Policía Nacional. Esa agresión no se considera un delito sino un falta. Una falta leve. Hay médicos de familia con su plaza en propiedad que están preparando el MIR para hacer otra especialidad porque están desesperados por las agresiones, nuestro primer problema, y por la sobrecarga de trabajo.-¿Cuántos pacientes atiende cada día un médico de familia de Sevilla?-Se firmó un acuerdo para que la agenda diaria no sobrepasara los 35, pero lo normal es atender a unos 50. Algunos tienen que ver a 70 o más. -Con la consulta telefónica se pretendía reducir esa cifra de pacientes y ahorrar tiempo para emplearlo en las citas presenciales. ¿Está funcionando bien?-La consulta telefónica está funcionando mal porque se está usando mal. Son buenas para el autoconsumo de medicamentos, los polimedicados o para dar consejos. Pero para hacer un diagnóstico es imposible porque hay que ver y explorar al paciente. -Los médicos de quejan de que tienen que hacer muchos tareas burocráticas que le restan mucho tiempo que podrían dedicar a sus pacientes.-Cuando yo estaba empezando, hace más de cuarenta años, el médico tenía un administrativo a su lado en la consulta que hacía todas esas tareas que ahora tiene que hacer el médico con su ordenador. Los pacientes se quejan de que no les miramos a la cara y tienen razón: no nos da tiempo de levantar la cabeza del ordenador y de mirar a los pacientes a la cara porque tenemos que abrir una hoja de asistencia y estar haciendo mil cosas con las pantallas. Hay veces que tenemos que hacer de informáticos si se estropea la impresora, cuando deberíamos dedicar todo nuestro tiempo a ver al paciente y explorarlo para darle un diagnóstico. No se puede pasar una consulta en Atención Primaria en condiciones. -¿Cuándo tuvieron que empezar a asumir esas funciones administrativas?-Cuando nos quitaron los administrativos de las consultas a principios de los años 90. Y también perdemos mucho tiempo en tramitar las bajas laborales, algo que podrían hacer las mutuas. -¿Se ha notado en la sanidad el cambio de color político del Gobierno andaluz?-No. La verdad es que los problemas actuales que sufre la sanidad pública andaluza tienen su origen en la gestión del PSOE. Todo fue degenerando con los socialistas pero el PP no ha cambiado las cosas. Pensábamos que iba a mejorar pero no ha mejorado. No han sabido coger el toro por los cuernos y ha sido una decepción. Y lo peor es que no cuentan con nosotros. Cuando les decimos cómo se pueden solucionar algunos problemas, nos dicen siempre lo mismo: que no hay dinero. -¿Falta también cultura sanitaria en los usuarios, especialmente en los servicios de urgencias?-Sí. Esto es un gran problema, originado también por los responsables políticos que solo han pensado en el voto del ciudadano y no en el buen funcionamiento del sistema de la sanidad pública. He visto carteles en muchos centros de salud con los derechos de los usuarios y eran 36. Y en el cartel sólo se hablaba de 11 obligaciones, entre ellas respetar el mobiliario y no pegarle a los sanitarios. Antes la gente venía a Urgencias cuando estaba realmente mala y ahora nos llegan de noche personas con un niño que tiene mocos o alguien al que le duele la rodilla desde hace meses. Tampoco se cancelan muchas citas, lo que quita tiempo a otros pacientes.-¿Se ha malcriado al ciudadano en este campo?-Sí. Sólo se le han enseñado derechos y no obligaciones. Y se ha creado la cultura de que la sanidad en España es gratis. Y no es gratis, lo que pasa es que no se cobra al ciudadano que va al hospital o a un centro de salud. Ahora están llegando gente a los centros de salud gente extranjera, con papeles o sin papeles, a la que hay que darle prioridad sobre los españoles. Desde hace ocho o diez años. Un abogado o un profesor que tiene una mutua no tiene derecho a ir gratis a un centro de salud pero alguien que llega a España en una patera sí. No pueden ir a un centro de salud, salvo que tengan una urgencia vital. -¿No teme que le acusen de xenófobo por decir esto?-Esta situación se está dando y empeora el funcionamiento del sistema porque no se contratan a más médicos para ver a todo el mundo que llegue. Los médicos, en todo caso, no nos negamos a ver a nadie.

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