En política no hay mensajes fortuitos. Las palabras se emplean en ocasiones para tantear el terreno, para comprobar cómo se reciben; si calan. Gabriel Rufián, profeta contra el avenimiento de PP, Vox y Junts desde hace meses, escogió el plató de ‘El Intermedio’, programa de La Sexta, para propagar su encíclica: la necesidad de armar un frente común de todos los partidos a la izquierda del PSOE, sean estatales, regionalistas, nacionalistas o independentistas.Ocurrencia o genialidad, la prédica, por el escenario escogido, podría interpretarse como algo banal. Pero lo cierto es que Rufián se ha convertido en un referente izquierdista que trasciende del espacio eminentemente separatista. Su opinión se escucha y se analiza. «Debería haber un espacio a la izquierda del PSOE, federal, confederal, que respete las diferentes naciones sin Estado y que haga un discurso inequívocamente social», dijo en el canal de Atresmedia. «Creo que hay un espacio para eso y no se ha conseguido porque, al final, Podemos en su momento lo intentó, pero era más jacobino que Robespierre», incidió, con recordatorio a Pablo Iglesias.«Se debería intentar. Tenemos mucho más en común BNG, Bildu, Compromís, Esquerra Republicana, lo que se venga a llamar Sumar, evidentemente Podemos, al que yo respeto muchísimo, incluso en alguna aritmética o en algún escenario el PNV… tenemos mucho más en común que en contra. Y creo que si no lo hacemos, nos van a matar por separado». No es la primera vez que el portavoz republicano en el Congreso sugiere algo parecido, aunque nunca de forma tan explícita.Noticia Relacionada estandar Si Los correos de Cerdán que preocupan al PSOE: datos confidenciales sobre estrategia y organización Javier Lillo Ferraz pidió al juez que lo investiga que expurgara lo que no tuviera que ver con los hechosEl diputado repite una consigna con una frecuencia casi semanal. Tarde o temprano, de una manera u otra, el PP, Vox y Junts terminarán entendiéndose para gobernar. El Tribunal Constitucional avaló el jueves la ley de amnistía y, aunque a corto plazo no implica el regreso del prófugo Carles Puigdemont a España, desde el Gobierno ya se ha empezado a presionar de forma poco disimulada al Supremo para que el olvido legal del ‘procés’ se aplique a todos sus líderes. Hasta ese momento, lamentaba el ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños, en el escritorio de la Cámara Baja, la medida de gracia «no será completa».La pregunta que cabe hacerse es qué pasará el día que Puigdemont, si es que llega, pueda volver a Cataluña sin asumir ninguna responsabilidad penal por los delitos que cometió durante el proceso independentista catalán. En el Congreso de los Diputados, pese a gobernar en coalición PSOE y Sumar, hay una realidad incontestable: existe una mayoría de derechas con los diputados de PP, Vox, Junts, PNV, UPN y Coalición Canaria. Son 184 escaños que superan los 179 que respaldaron la investidura de Pedro Sánchez . Los siete parlamentarios neoconvergentes –también PNV y Coalición Canaria, por distintos motivos– se adhirieron al llamado bloque «progresista» bajo la promesa del borrado judicial del intento de secesión del año 2017.Ahora, en un contexto marcado por la corrupción que rodea al Ministerio de Transportes y a la Secretaría de Organización del PSOE, un viento de cambio recorre el hemiciclo. Hace dos semanas, en su pregunta al presidente Sánchez durante la sesión de control, Rufián sorprendió con un tono melancólico en el que llamaba a las fuerzas de izquierdas a aprovechar «el tiempo que a esto quede». «Vivienda, vivienda y vivienda» , clamaba, en un intento de mover a los socialistas, entre todos, a posiciones intervencionistas.Una frase y una votaciónCon el foco en la corrupción socialista, la Cumbre de la OTAN en La Haya (Países Bajos) y el aval de la mayoría progresista del Constitucional a la amnistía, dos cuestiones pasaron desapercibidas en el Congreso la semana pasada, pero merece la pena resaltarlas. La primera, una frase del diputado de Junts Josep Pagès en la sesión de control: «Algunos predican que PP y Vox vendrán de la mano de Junts, pero a estas alturas sabemos que si terminan viviendo, será por la corrupción del PSOE». La segunda, una moción de los neoconvergentes aprobada con el sí de PP, Vox y UPN que pedía un giro de 180 grados en la actual política fiscal . Pura ideología.Existe esa mayoría de derechas y Europa gira hacia ese espacio político. Por eso, Rufián, sin mayor concreción, apela a conformar una suerte de frente común a la izquierda del PSOE para resistir y confrontar aprovechando sus puntos en común.El problema es que ese mensaje llega en un momento de profunda división en la izquierda. A la manifiesta incompatibilidad de Sumar y Podemos, rubricada en forma de divorcio a principios de legislatura, se añade ahora el cóctel molotov dentro de Sumar por la manera de afrontar la corrupción socialista y el debate de si habría o no que romper con Sánchez y abandonar el Gobierno. Por lo pronto, Compromís ha implosionado con Més anunciando su salida del grupo de Sumar e Iniciativa, por el contrario, abogando por su continuidad. Fuentes de la coalición reconocen a ABC que la herida muy difícilmente podrá cicatrizar sin consecuencias en la Comunidad Valenciana: «Nos ha dolido».Las izquierdas Sumar Desde Sumar señalan que ellos ya son «una alianza de izquierdas» y que siempre han abogado por reeditar el acuerdo del 23-J. Pero cuando se les pregunta si abrirían la puerta a un pacto con opciones separatistas, subrayan que «queda mucho para unas elecciones». Podemos «Tendría que aclarar qué plantea exactamente Rufián», dicen en Podemos, donde, no obstante, apuntan que si se está de acuerdo en lo programático, «las alianzas caerán por su propio peso» cuando llegue el momento. Izquierda Unida Izquierda Unida ya ha defendido en el pasado abrirle la puerta a «movimientos nacionalistas de izquierda» y, sin mayor detalle, reiteran la necesidad de «construir un frente amplio de formaciones de la izquierda transformadora». Bildu y BNG Bildu, por ahora, limita el entendimiento con ERC y otros partidos de izquierdas a cuestiones parlamentarias. El BNG reivindica su autonomía para que haya «una fuerza nítidamente nacionalista».Las palabras de Rufián, por lo general, se reciben desde la distancia. «Nosotras ya somos una alianza de izquierdas», dicen en Sumar, donde remarcan que «queda mucho para las elecciones» para evitar posicionarse sobre si, bajo su paraguas, caben formaciones abiertamente independentistas como ERC, Bildu y BNG. «Es un globo sonda», zanja un diputado del Grupo Plurinacional. «IU ya explicó hace bastante tiempo la necesidad de construir un frente amplio de formaciones de la izquierda transformadora frente a la deriva reaccionaria de un PP rendido a la extrema derecha», complementan desde Izquierda Unida, que, en el documento político de su XII Asamblea, en 2020, ya apuntaba la necesidad de superar el espacio que entonces lideraba Unidas Podemos y atraer «movimientos nacionalistas de izquierda».«Primero tendría que aclarar qué plantea exactamente Rufián», responden en Podemos, donde, no obstante, creen que si se coincide en lo programático, «oposición al gasto militar, a los recortes, embargo de armas total a Israel, avances en justicia social y feminista…», «las alianzas caerán por su propio peso». En Bildu, con una estrategia conjunta con ERC desde la legislatura pasada, en la que Iglesias los introdujo en «la dirección del Estado», limitan el entendimiento al Parlamento y alejan un tique electoral más allá del que ya comparten en Europa precisamente con ERC y, también, con el BNG. Los nacionalistas gallegos recuerdan que en 2015 emprendieron su propia hoja de ruta al constatar «la necesidad de una fuerza nítidamente nacionalista». Una gran entente izquierdista, por ahora, se antoja complicada.

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