El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, va a jugarse el último as en la manga que le queda para aguantar lo que resta de legislatura plegándose a las exigencias de máximos que le están planteando los independentistas de Junts y ERC, así como las formaciones a su izquierda, planteando unos Presupuestos del Estado en los que está dispuesto a incorporar todas las medidas posibles. Lo hará por muy heterogéneas que resulten dentro de la «mayoría progresista» porque las reticencias generadas en sus aliados por los escándalos de Santos Cerdán o José Luis Ábalos le obligan a lanzar el órdago presupuestario. La incertidumbre en la que se ha instalado el Ejecutivo en este último mes encuentra una salida con unas cuentas públicas repletas de reivindicaciones sobre las que Moncloa ya está tomando nota en diversos contactos que mantiene con los grupos, liderados por Junts, tal y como indican fuentes cercanas a esa negociación a ABC. Los de Puigdemont son el hueso más duro de roer. Y lo hará aprovechando la inercia en la que se encuentra la economía , sin la necesidad de realizar grandes ajustes. Sánchez quiere usar esta vía como salvavidas dando cabida a las grandes exigencias de sus socios como la cesión de los impuestos a Cataluña, reforzar las inversiones y avanzando en el poder que siguen dando a las patronales catalanas en organismos del Estado, como indican esas mismas fuentes. El panorama judicial –hoy mismo declarará ante el Tribunal Supremo Santos Cerdán, el exsecretario de Organización del PSOE– ha reforzado el proceso de conversaciones para que no haya dudas de que el Ejecutivo hará lo que sea necesario. El traspaso de impuestos es una de las banderas que han enarbolado los independentistas desde el inicio de la legislatura. Hace ahora casi un año, el acuerdo rubricado entre PSC y los republicanos para hacer presidente de la Generalitat a Salvador Illa incluía el compromiso de que Cataluña ejerciera el control de la recaudación de todos los impuestos. En el caso del IRPF , se empezaría a notar en la campaña de la Renta de 2026. Además, el proyecto de Presupuestos, que se encuentra «dentro de plazo», tal y como confirman en el Ministerio de Hacienda, incorporaría más partidas destinadas a las infraestructuras , sobre todo en lo relativo a los trenes de Rodalies o la ampliación del aeropuerto del Prat (Barcelona), cuyo proyecto acaba de ser desbloqueado. Pero los compromisos irán más allá de los propios Presupuestos, que servirán como caballo de Troya para cumplir otras muchas exigencias. Por ejemplo, con el compromiso para que el Estado no invada competencias autonómicas en el campo de las universidades. O en materia de vivienda , donde el Gobierno tiene que equilibrar las posiciones de Junts con las de los partidos de la izquierda.El Ejecutivo también está dispuesto a completar el desembarco de organizaciones empresariales catalanas en puestos que hasta ahora eran ocupados por CEOE o Cepyme , y en su caso por los sindicatos mayoritarios UGT y CC.OO. De hecho, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, ya ha iniciado los trámites para que estos nuevos agentes sociales catalanes –muy próximos a la órbita de Puigdemont– puedan ocupar sillones en organismos como el Consejo Económico y Social ( CES), el Consejo de la Pyme. Más guiños socialesComo el presidente del Gobierno es consciente del encaje de bolillos que debe hacer para que las cuentas públicas no sigan prorrogadas, tampoco se va a olvidar de los socios parlamentarios que le van a exigir más medidas sociales. «Se trata de contentar a la izquierda» , apunta fuentes de las conversaciones, para calmar las aguas tras los escándalos judiciales. El relato de que España ha doblado el brazo a Donald Trump en la cumbre de la OTAN servirá para aplicar medidas de ayudas que le van a exigir desde su socio de Ejecutivo, Sumar , como Podemos así como el resto de formaciones minoritarias. Para ello, Hacienda no tendrá que hacer grandes ajustes porque cuenta con el avance que registra la economía en este primer semestre del año.Con un crecimiento estimado superior al 2% para este año, la recaudación tendrá un buen comportamiento para que el departamento que dirige María Jesús Montero pueda desplegar medidas económicas sin que el déficit sufra demasiado.
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