Una falsa llamada antirrobo para usurpar la clave bancaria personal

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Una falsa llamada antirrobo para usurpar la clave bancaria personal

Lejos de los burdos SMS masivos o los whatsapp de supuestos parientes lejanos , la banda de veinteañeros a la que el nuevo grupo de la Policía Nacional trata de echar el guante ha llevado las ciberestafas a un nivel superior. De primeras, obtienen de manera ilegal los datos personales de aquellos que fueran o hubieran sido clientes de una entidad financiera: nombre, apellidos, número de teléfono, banco al que pertenece… Nada escapa al azar en esta particular obra de teatro, cuyo público supera ya las 60 víctimas. Los malhechores (para algunos, nativos digitales criados en el ordenador de su habitación; para otros, simples frikis) han llegado a acaudalar más de 100.000 euros. Y no están dispuestos a dejar de actuar.Con el listado de usuarios en la mano, pasan al siguiente acto. A través de la página web de una superficie comercial, adquieren un televisor, un iphone, un ordenador de última generación; en definitiva, cualquier artículo tecnológico entre los 1.000 y los 5.000 euros. Y lo hacen siempre a nombre de la que será su siguiente potencial víctima, como si esta fuera la que está detrás de la compra fraudulenta. Cuando toca abonar el importe, eligen la opción de financiar, de tal forma que el pago no deba hacerse en el acto. Hasta ahí, parece sencillo, pero la complejidad del plan no ha hecho más que empezar. Como en cualquier transacción, para confirmar la citada financiación, los clientes reciben en su teléfono móvil un código de verificación SMS, que los delincuentes deberán conseguir para completar el proceso. Tras ello, una mujer llama por teléfono a la víctima y, haciéndose pasar por una trabajadora del propio banco, le pregunta si ha comprado un determinado objeto por una elevada cantidad dinero. Ya sabe la respuesta, pero espera a que los nervios de su interlocutor terminen por ella de hacer el trabajo. «¿Ha recibido un mensaje con un código, verdad? Dígamelo para cancelar el cargo desde aquí», expresa la falsa teleoperadora, que no tardará en obtener la clave.madrid_dia_0703Para dar total apariencia de legalidad, los responsables emplean la técnica conocida como ‘spoofing’, por la cual suplantan el mismo número de teléfono de atención al cliente de la propia empresa bancaria. Los agentes del grupo de ciberestafas de la Brigada Provincial de Policía Judicial de la Jefatura Superior de Policía de Madrid, creado en febrero, detuvieron el pasado 28 de mayo a siete varones, entre ellos al cabecilla de la organización, en cuya vivienda de Leganés habían habilitado un ‘call center’ para operar. «Creemos que trabajaban a la carta», explica el inspector Fandiño, al frente de la operación.Dentro del entramado, el eslabón más bajo lo ocupaban las denominadas mulas, en este caso, aquellos que prestan su dirección para que llegue el pedido o acuden a una oficina de transporte para recoger el paquete. «En ocasiones, estos puestos de rango inferior son la puerta de entrada a estas actividades delictivas», añade Fandiño.«Bajo ningún concepto hay que revelar los códigos de verificación» Para evitar ser víctima de una ciberestafa de esta índole, la Policía Nacional ofrece desde hace tiempo una serie de consejos. Entre ellos, colgar la llamada y realizar seguidamente llamada telefónica al número oficial que se disponga; entrar en la banca online y comprobar la existencia del movimiento indicado (no acceder desde links recibidos mediante mensajes SMS); no facilitar bajo ningún concepto datos personales ni contraseñas; tampoco bajo ningún concepto revelar códigos que se reciban en el teléfono móvil; y anotar todos los datos facilitados que puedan servir en un futuro para identificar a un grupo criminal.En la vivienda de Leganés, los investigadores encontraron varias tarjetas telefónicas, televisores robados y más de 500 gramos de marihuana, presumiblemente obtenidos de una antigua plantación ‘indoor’ , de la que aún quedaban algunos vestigios. «Es habitual que este tipo de delincuentes diversifiquen el negocio para obtener más dinero», sostiene el inspector de la Policía Nacional, consciente del aumento de los delitos en la red y la necesidad de adaptar las estructuras del Cuerpo a la nueva realidad de la población, el motivo por el que nace un grupo de casi ya 30 agentes.

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