El sello del PNV no ha sido facilitar la alternancia en Moncloa para castigar la corrupción, sino apoyar a gobiernos corruptos débiles mientras no tuvieran mejores incentivos. Lo demás es faramalla retórica de ese partido demasiado acostumbrado al cinismo jesuítico: ni una mala palabra, ni una buena acción. Con Rajoy acababan de pactar unos presupuestos, a pesar de años de escándalos, y se subieron calculadamente a la moción vertebrada sobre una frase torticera de un juez entregado a la causa. Y lo sabían. Ahora Santos Cerdán, uno de los promotores de la operación, ha contado que su buena relación con el administrador único de Servinabar , primer epicentro de mordidas, facilitó que el PNV se sumase a la moción contra Rajoy. Seguramente no era nada personal, sólo negocios, como decía Corleone. Y tiene sentido, que es lo peor. ‘Se non è vero’… Ha quedado un convincente aguafuerte de Sabin Etxea.Ahora es fácil reconstruir el protagonismo de Cerdán para pelear con uñas y dientes la investidura de Sánchez en 2023. De lo contrario, se le desmontaba el chiringuito con el que ya había ingresado cientos de miles de euros en mordidas, tal vez millones según los indicios del juez que lo ha enviado a prisión. Fue él, junto a Zapatero, quien más porfió para comprar los siete votos de Junts al precio que fuera, incluyendo la indigna ley de Amnistía cuya constitucionalidad todos ellos habían negado hasta días antes. Había mucho dinero sucio en juego. Cerdán levantó su chiringuito en Navarra a partir de 2014, en esos años en que se naturalizó mercadear incluso con Bildu. Este técnico en Electrónica había entendido qué teclas tocar. Y desde luego nadie, ni siquiera el abogado de Puigdemont, cree que uno de los cuatro del Peugeot –Sánchez y los Tres Mosquepedros– pudiera no saber nada de los otros. Sánchez tenía que conocer, sí o sí, a su Banda.Ahora el sanchismo está más débil que nunca, y para los nacionalistas no es momento de tumbarlo en una moción sino de hacer caja a lo grande: el PNV triunfa en cada negociación ‘sotto voce’ como en Cataluña cuentan ruidosamente con el cupo y hasta la consulta… Esa es la red que tejió Cerdán, donde el PNV tiene un rol clave en la coartada moral de mirar para otro lado. Eso los convierte en el genuino ‘nexo corruptor’. Aldama, a quien la UCO identificó así en otoño de 2024, y sobre todo Cerdán, han sido los manijeros de los bajos instintos que arrastraron a Ábalos de la mano de Koldo y después, como intuye el juez, a otros tantos. Dinero y mujeres, la historia más antigua del mundo. Pero la corrupción moral en España lleva el sello PNV. Ahora es Aitor, antes Ortuzar, la escuela jeltzale. No son jabalíes montaraces con colmillo ideológico como Esquerra o Bildu, sino tenores cínicos. Balance, balance, balance. En la moción de 2018 vendieron una literatura sugestiva sobre la higiene democrática llenando papeles a los que ahora, en el mejor de los casos, podrán dar uso en el WC tras ciscarse en el PP. Eso es todo.

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