La propuesta de estimulación cognitiva de Bárbara Arrowsmith-Young (Toronto, 1952), es totalmente disruptiva, pero ella se presenta como la muestra empírica de que su método funciona. Sus problemas comenzaron nada más empezar a cursar Primaria, cuando fue diagnosticada de ‘bloqueo mental’. «Me dijeron que tenía un defecto y que nunca aprendería como los otros niños. Esto fue en 1957, la era del cerebro inmutable», rememora. Sin embargo, Arrowsmith-Young llegó a estudiar Pedagogía y a salir de su ‘lentitud cognitiva’ gracias a una serie de ejercicios diseñados por ella basados en la neuroplasticidad cerebral. Así lo relata a su paso por Madrid, hasta donde ha volado para presentar su libro ‘La mujer que transformó su cerebro’ (Marbán) .Noticias relacionadas estandar No Ni ‘vago’, ni ‘desmotivado’: los mensajes que se pueden extraer de los suspensos de tu hijo Carlota Fominaya estandar No Los mensajes erróneos que das a tu hijo cuando saca malas notas… ¡o buenas! Laura Peraita¿En qué consistían sus dificultades? Eran muchas y muy severas. No podía decir la hora, no entendía la relación entre las manecillas del reloj. Tampoco comprendía el lenguaje. La mayoría de lo que leía o escuchaba era prácticamente ininteligible. Podía entender cosas concretas, pero los conceptos, las ideas o las relaciones me confundían. Me preguntaba: ¿cómo puede mi tía también ser hermana de mi madre? ¿Qué significaba realmente la fracción 1/4? Cualquier concepto abstracto me costaba muchísimo. Mi mundo era una serie de fragmentos desconectados. Y esa visión fragmentada del mundo causó también una percepción fragmentada en mí misma. No solo era mi mente: el lado izquierdo de mi cuerpo también era como un ser ajeno, desconectado de mí. Al pasar me chocaba con las cosas, si me quemaba sentía el dolor pero no sabía exactamente de dónde venía…Pese a todo, usted cuenta que, gracias a su memoria prodigiosa, llegó a estudiar pedagogía. ¿En qué momento y cómo hizo ‘clic’ su cerebro?Tener buena memoria me ayudó a pasar cursos, sin duda, pero lo más importante fue acceder durante la carrera a la obra del neuropsicólogo ruso Aleksandr Luria, que estudió las lesiones traumáticas y el daño cerebral y defendía la neuroplasticidad. En mi caso, intenté reinterpretarlo y adaptarlo con una serie de ejercicios dirigidos a fortalecer mis propios problemas de aprendizaje. Me di cuenta de que es posible reorganizar el cerebro con un entrenamiento mental específico. Así es como comencé a diseñar herramientas para ejercitar las áreas donde presentaba debilidad, como eran el lenguaje, la lógica, el espacio, la percepción, el tiempo… logrando una transformación cognitiva profunda. Entonces usted defiende, ante todo, que el cerebro es moldeable, incluso cuando presenta necesidades muy concretas.Así es. Ahora sabemos que es capaz de cambiar y que está en constante evolución. Y que, a lo largo de la vida, puede reestructurarse, pudiendo surgir nuevas conexiones neuronales e, incluso, desarrollar neuronas, pero en aquella época no estaba tan claro. Mi apuesta de estimulación cognitiva se basa en ejercicios que consigan hacer funcionar las áreas que lo necesitan, no compensar, porque con esto solo conseguimos debilitar aún más las capacidades. Digamos que siguiendo las pautas de Luría, intento elaborar ‘calistenias’ neurológicas, capaces de conseguir crear nuevos caminos en el cerebro.MÁS INFORMACIÓN noticia No ‘Summer Slide’: qué es y por qué no afecta a todos los niños por igual noticia No «Hay mensajes que debemos evitar cuando nuestro hijo cambia de etapa escolar» noticia No Cambio de colegio: las señales que indican que ha llegado el momento noticia Si Por qué aprender música estimula todo el potencial intelectual de tu hijo noticia Si Cómo aprovechar las ‘ventanas de oportunidad’ para el cerebro de tu hijo noticia No Nadar o caminar para aprender palabras: el ejercicio como terapia para mejorar habilidades lingüísticasComo creadora de la escuela Arrowsmith y del programa que lleva su nombre, ¿cuál es su objetivo?Necesitamos desafiar las prácticas actuales que siguen operando bajo el paradigma de que el cerebro es inmutable. Mi misión es trabajar y desarrollar programas que modelen cerebros y logren que ningún niño tenga que vivir con la lucha incesante y el dolor de una incapacidad de aprendizaje, pero también que los ejercicios cognitivos sean una parte ‘habitual’ de los planes de estudio de colegios ordinarios, tal y como tienen en marcha en España los Colegios Internacionales SEK . Este último ejemplo sería el matrimonio perfecto entre neurociencia y educación, con el foco puesto en la mejora de la función cerebral de todos los alumnos, no solo de aquellos que, por un motivo o por otro, más lo necesitan.

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