Al mal tiempo, mala cara. Así fue ayer. Y no precisamente por las temperaturas, que en la capital rozaban los 35ºC en la mañana en que Pedro Sánchez trataba de coser un PSOE abatido después de que la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil situara a la mano derecha de Pedro Sánchez, Santos Cerdán, en el vértice de una presunta trama de organización criminal que cobraría mordidas a cambio de adjudicaciones de obra pública y el juez ordenara su ingreso en prisión sin fianza hace menos de una semana. Pero la estrategia de ‘coaching’ anticorrupción, pero sobre todo feminista, que el presidente y sus ministros, asediados por los casos de corrupción, vienen practicando estos últimos días terminó por desmoronar apenas comenzada la jornada, que lo hizo con retraso a cuenta de las acusaciones por «comportamientos indebidos» contra compañeras del partido por parte de un veterano del PSOE cuyo nombre había sonado incluso como sustituto de Cerdán, Paco Salazar. De estrella a estrellado. La renuncia del andaluz -estrecho colaborador de Sánchez, se mantenía a su lado desde la elección de éste como secretario general- a sus cargos tanto en la Ejecutiva del partido como en la sala de máquinas de La Moncloa antes siquiera de ser nombrado, empañó desde bien temprano la celebración del Comité Federal socialista del que salió la nueva Ejecutiva.Noticia Relacionada estandar Si Feijóo se compromete a reconstruir el país y rescatarlo de «la pesadilla que estamos viviendo» Emilio V. Escudero El presidente del PP, en un discurso sin menciones a Pedro Sánchez, reivindica la centralidad como camino para alcanzar la Moncloa para «que gane España»Ninguno de los dirigentes socialistas -desde el vicepresidente del Congreso de los Diputados, Alfonso Gómez de Celis, hasta el alcalde de Vigo, Abel Caballero-, se atrevió a hacer declaraciones al respecto durante su ‘paseillo’ hasta la sede a excepción de dos mujeres: la número dos del PSOE asturiano, Adriana Lastra, que pidió abiertamente su dimisión, y la portavoz gubernamental, Pilar Alegría, que apostó por defender la «integridad» de su compañero. Lo hizo a ciegas y sin información, dijo más tarde en declaraciones ante los medios que usó para matizar sus palabras y aplaudir el «necesario» paso a un lado de Salazar. «¡Traidor, facha!»Frente a los vítores y mensajes de ánimo a Lastra y a otros dirigentes territoriales como el ‘president’ Salvador Illa o el expresidente valenciano Ximo Puig por parte del apenas medio centenar de simpatizantes socialistas que se agolparon tras una valla enfrente de la sede -en su mayoría, mujeres con pancartas en las que se leía ‘Pedro, aguanta, te queremos’-, el presidente castellano-manchego fue el blanco de los insultos de este mismo «piquete», como lo denominó el afectado. Largos abucheos al grito de «¡traidor!», «¡sinvergüenza!» y «facha» a Emiliano García Page, a quien la propia Alegría sugirió que intente liderar el partido presentándose a unas primarias si está descontento con el actual rumbo del mismo. «No debería ni haber entrado por esa puerta aunque pertenezca al Comité [Federal]. Que se vaya ya al PP de una vez», pedía Carlos, de 73 años, votante socialista de toda la vida. Unas palabras que secundó María, que estaba a su lado, descansando en un banco y que no pudo evitar unirse a la conversación. «Page, [Felipe] González, [Javier] Lambán… Se tenían que ir unos cuantos», añadía la mujer.Desde el equipo del dirigente territorial trasladaron indignación y malestar a partes iguales por el recibimiento: «Nos llaman traidores a los únicos que sacamos mayoría absoluta, pero no hemos escuchado ni una palabra contra Cerdán», sentenciaban. La decepción se apoderó de Ferraz, a sabiendas de la «mancha» que sponen las denuncias machistas en plena recomposición del partidoSuperado el espectáculo de la calle, nimio en términos numéricos, en el interior las cosas en el interior no iban mucho mejor. La decepción se apoderó del número 70 de la madrileña calle Ferraz, a sabiendas de la presión que supone una «mancha» más -como reconoció la propia Alegría y que llega después de los audios sobre prostitución entre Ábalos y Koldo- como son las denuncias machistas contra el que hasta ahora había sido uno de los representantes de una de las federaciones con mayor peso, la de Andalucía, y que se tradujo en caras largas durante la intervención del líder. Sí hubo matices entre la actitud de los nuevos integrantes del equipo de Sánchez, que mostraban algo más de entusiasmo en el tiro de cámara -la nueva portavoz, Montse Mínguez, la sustituta de Cerdán en la Secretaría de Organización, Rebeca Torró, o Arcadi España, secretario de Transportes, en primera fila- y la de los veteranos como los ministros Alegría, Isabel Rodríguez y Félix Bolaños, con semblante especialmente serio. Y es que al igual que el líder del partido, el responsable de Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes ha trabajado muy estrechamente con el dimitido Salazar en el Ejecutivo durante siete años.

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