La pedida gitana que acabó en encerrona

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La pedida gitana que acabó en encerrona

A media tarde del pasado martes, todo iba bien entre los Bentos y los Borja. Las dos familias se habían reunido en el centro recreativo de Artes, en Ribeira (La Coruña), para que Cheito pidiera la mano de Ainhoa, siguiendo la tradición gitana. Era el primer paso para oficializar la relación y seguir el camino de baldosas amarillas hasta un feliz matrimonio. No había motivos para nada que no fuera celebración. Pero una advertencia, que se interpretó como una amenaza velada, incendió los ánimos y desató el enfrentamiento que terminó en una batalla campal: un fallecido, una decena de heridos y seis personas detenidas. Todo registrado en vídeos captados por los allí presentes, que se han convertido en virales en España en apenas tres días. Lo que iba a ser una pedida con final feliz acabó «en una encerrona», según relata a ABC David Bento, rodeado de su familia, y recién salido del hospital por las graves heridas sufridas. Los poco más de quince miembros de la familia Bento tuvieron que huir como pudieron de los cerca de sesenta integrantes de los Borja, que se presentaron armados para que no olvidaran aquel día.Cheito Bento, de 24 años, conoció a Ainhoa, de 16, a través de las redes sociales. Él, natural de Santiago; ella, de la cercana localidad costera de Ribeira, en la orilla norte de la ría de Arousa. El rito gitano establece que para que la relación continúe y pueda adquirir carácter formal, el novio debe acudir hasta la localidad de la familia de la novia y hacer el «pedimento». Y así estaba previsto este pasado 1 de julio. Fueron los Borja los que eligieron el bar del centro recreativo, «a menos de kilómetro y medio de su barrio», explica David en conversación con ABC. Hasta ese día, «las familias no se conocían».La ceremonia transcurría con normalidad, «mal ambiente no había». Hasta que, bien entrada la tarde, el hermano de Ainhoa se acercó a José Manuel Bento, tío del novio, y le lanzó la advertencia que prendió la mecha: «Os vais a llevar a mi hermana, y como no salga bien, vamos a ir a por todos vosotros». «Nos dijeron que nos mataban a todos», añade Miriam Bento, hermana de Cheito.Noticias relacionadas estandar Si La trágica pedida de mano de Ribeira: batalla entre clanes, cuchilladas, persecuciones y atropello mortal J. Hierro estandar No Trágica pedida de mano La jueza deja en libertad a cinco detenidos por la reyerta entre clanes de Ribeira Jesús Hierro Patricia abetEl buen ambiente desaparece y la tensión se dispara. De las palabras se pasa a algo más. No ayuda el alcohol. Los Bento de Santiago empiezan a temer por su integridad y consideran que lo más sensato es abandonar el lugar y volver a casa. «Empezaron a sacar armas, palos, botellas, y hasta una catana», relatan los gitanos compostelanos. Y cuál es su sorpresa cuando «no nos dejaban salir del bar». El forcejeo entre las dos familias, una armada y la otra no, empieza a tomar un cariz peligroso. «Y cuando conseguimos abrir la puerta y salir, nos estaban esperando fuera unas sesenta personas, armadas», narra David. Él se llevó la agresión más salvaje, con un golpe de una catana al cuello que por poco lo decapita, y que lo mandó al hospital. «Sesenta grapas en un lado y veinticinco al otro», denuncia, que dejarán cicatrices no sólo físicas. Acabó en el suelo, encharcado en su propia sangre.La ropa con la que se envolvió David Bento, en el suelo, llena de sangre, al día siguiente de la reyerta EPSus tíos, primos y hermanos salieron como pudieron, temiendo por su vida. «Tenían miedo de que los mataran; agredieron a mujeres, a niños, a personas mayores», recuerda su hermana Miriam. Ella iba con su hija, de apenas ocho años, en un coche verde, que conducía su cuñado, que sufrió los golpes y la rotura de lunas por parte de los familiares de la novia. «Pasamos mucho miedo». Los Bento niegan que en su precipitada salida golpearan siquiera de manera inconsciente a una anciana de los Borja, como denuncian estos.  Se subieron como pudieron a dos furgonetas y a dos coches y pusieron tierra de por medio. Uno de los coche fue interceptado en el peaje de Teo por la Guardia Civil. Seis miembros de la familia Bento, cuatro hombres y dos mujeres, acabaron detenidos.Momento de la detención Xoán A. Soler (La Voz de Galicia)De la pedida al entierroEs un día triste en la casa familiar de los Bento, en Lavacolla, a las afueras de Santiago. En la tarde del jueves enterraron a José Manuel, de 36 años, el tío del novio que fue objeto de las amenazas de los Borja. Todos atienden a ABC de riguroso luto, dolientes. Pero, insisten, sin ánimo de venganza. Por lo pronto, «la relación de Cheito y Ainhoa se terminó», porque con lo sucedido es poco menos que imposible que haya una reconciliación. Ya bloquearon a la familia contraria en todas las redes sociales.Por su parte, tampoco van a buscar un resarcimiento. «Si vamos a Ribeira, perdemos», reconocen los Bento. «Pero ellos tienen miedo de que podamos ir, y por eso no queremos que se sepa dónde vivimos», añaden, por si los Borja consideran que la mejor defensa es un ataque. No quieren fotos, tan solo contar su verdad.El conflicto entre las familias no se va a resolver con la mediación de gitanos viejos o arregladores. «Eso era antes», descarta Miriam Bento, «ahora lo que queremos es que se aplique la ley y respondan por lo que hicieron». Ella y su familia están convencidos de que la víctima mortal, su tío José Manuel, no fue arrollado por ninguno de sus coches, como sostienen los Borja, sino por los de Ribeira. Esa es una de las incógnitas que tendrán que resolver los investigadores. En el lugar de los hechos presenciaron lo sucedido una patrulla de la Policía Local de Ribeira y otra de la Nacional, a los que los Bento acusan de haber permanecido impasibles ante la violencia que sufrieron.Los agentes de la Guardia Civil aguardan por más efectivos Xoán A. Soler (La Voz de Galicia)La versión policialLos agentes, sin embargo, aseguran que no pudieron hacer gran cosa ante semejante batalla campal, en la que participaban más de 60 personas. «Fue dantesco y sobrepasa a cualquiera. No había forma de intentar una mediación con ellos porque estaban todos armados con palos y bastones y el mobiliario volaba», explican a este diario fuentes policiales.Fue un momento crítico, una media hora «en la que pudo pasar de todo», hasta que llegaron antidisturbios de Santiago y La Coruña. Lo único que pudieron hacer hasta entonces los agentes, es lanzar disparos al aire para tratar de dispersar la reyerta. Se acabaron uniendo también al operativo agentes que estaban en la playa de día libre.Filtraciones de vídeosLos Bento acusan «a los de Ribeira» de haberle filtrado a la Policía «unos vídeos de las redes sociales» que están sacados de contexto, ya que no estarían vinculados a la batalla de Ribeira. «Uno de los que sale es el fallecido, mi tío José Manuel, que ya me dirás cómo pudo grabar un vídeo amenazante si es la víctima de todo esto», razona David. «Y el otro, el que sale en la camilla de un hospital y que se ha confundido conmigo, es un primo nuestro de Lugo que lo grabó hace un mes», asegura. En ese vídeo, el hombre que aparece, convaleciente en la cama de un hospital con la mano y la cabeza vendada, amenaza con «vaciar un cargador» a otra persona y su hijo. «Pedimos que se retiren esos vídeos, porque no tienen nada que ver», reclama Miriam. La versión de los BorjaEl relato de los Borja sobre lo sucedido es bien distinto. Sus miembros sostienen que, aunque los Bento los culpen a ellos, quien atropelló mortalmente a José Manuel Bento fue su propio hermano. «Nos han arruinado la vida, porque hay un muerto», interpreta la familia de la novia, que reconoce que los ánimos están muy caldeados en Ribeira.En pocos minutos, la discusión derivó en una batalla campal. Y fuentes de los Borja añaden que si la disputa no pudo cortarse a tiempo fue porque la mayoría de los asistentes a la pedida de mano eran muy jóvenes. «No había ningún patriarca allí, ninguna autoridad, y por eso todo se fue de las manos».

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