La cumbre de los siete países más industrializados del mundo en el resort de lujo Borgo Egnazia, en la provincia de Brindisi, región de Apulia, al sur de Italia, ha tenido una escena sin precedentes: El enfrentamiento político entre el presidente francés, Emmanuel Macron, y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni . El pretexto ha sido el tema del derecho al aborto, pero como telón de fondo está la campaña electoral francesa y la partida que se está jugando sobre la Comisión Europea. La frialdad entre Meloni y Macron ha sido evidente. La atmósfera de la cumbre en la primera jornada había sido cordial. La primera ministra italiana se esforzó, como anfitriona, en crear un buen clima, muy segura de sí misma, tras señalar que Italia se presentaba al G-7 «con el Gobierno más fuerte de todos», tras obtener un excelente resultado en las elecciones europeas, frente al resto de los líderes de la cumbre en situación de debilidad política. La excepción en el clima cordial estuvo entre Macron y Meloni, cuyas relaciones nunca llegaron a ser especialmente buenas. Su saludo inicial a la llegada del presidente francés a la cumbre fue frío. Por la tarde estalló la tensión entre ellos y por la noche se convirtió en un verdadero choque, con un saludo helado. Las imágenes no engañan . Al llegar al castillo de Svevo en Brindisi para la cena de gala ofrecida por el presidente de la República, Emmanuel Macron saludó efusivamente a Sergio Mattarella y a su hija, pero en el besamanos a Giorgia Meloni hubo media sonrisa muy forzada de ambos y miradas que eran todo un poema. Foto de los dos líderes durante la cumbre del G-7El aborto fue el tema central de sus hostilidades. El presidente francés se pronunció sin rodeos sobre la falta de la palabra ‘aborto’ en el texto final del documento: «Es lamentable que falte la palabra ‘aborto’, pero tenemos sensibilidades diferentes. Respeto la elección del pueblo italiano«. La reacción resentida de la primera ministra fue igualmente dura: «No hay razón para discutir sobre temas que ya estamos de acuerdo desde hace algún tiempo. Creo que es profundamente equivocado, en tiempos difíciles como estos, hacer campaña electoral utilizando un foro precioso como el G-7», en referencia al próximo retorno a las urnas en Francia, pero también a la dura derrota sufrida por el presidente Macron en las elecciones europeas. Fuentes diplomáticas italianas muestran «la sospecha de que ha habido una cierta instrumentalización electoral, tal vez con ánimo de introducir un elemento perturbador en un G-7 que se está desarrollando muy bien».Contra Marine Le Pen Fuentes del Gobierno italiano muestran su convencimiento de que el ataque del presidente francés lo montó expresamente para atacar al mismo tiempo y provocar una reacción de su principal adversaria, Marine Le Pen, presidenta de Agrupación Nacional, de extrema derecha, que en los últimos tiempos se ha expresado con buenas palabras hacia Meloni, que ésta ha intercambiado con el mismo buen tono hacia la política francesa. Pero en medio está, además, decidir quién será el próximo presidente de la Comisión Europea. Con toda seguridad, una persona presente en la cumbre del G7 a la que no agradó el duro enfrentamiento entre Meloni y Macron fue Ursula von der Leyen , presidenta saliente y candidata a un bis, que debería ser nominada por el Consejo Europeo de los próximos 27 y 28 de junio. Está por ver si la tensión entre Macron y Meloni se calma o se profundiza. Las últimas señales no auguran nada bueno. Seguramente, el presidente francés no olvidará los insultos que le dirigió el líder de la Liga, Matteo Salvini, en la víspera de las elecciones europeas, por su política a favor de Ucrania: «Criminal, peligroso, belicista . No quiero que mi destino esté en manos de un tipo inestable. ¿Quieres atacar a Rusia? Entonces ponte el casco y no cabrees a otros ciudadanos europeos«. Unas palabras que disgustaron también a Meloni, porque pensó que podían tener repercusión para la cumbre del G-7. Los temores de la primera ministra se han visto confirmados.
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