Wimbledon se frota las manos con la mejor de las finales. No es un Federer-Nadal, pero empieza a parecerse este Alcaraz-Sinner a esos duelos que paralizaban el planeta tenis. Les queda mucho pero se atisba que se convertirá en una prolífica rivalidad llena de contrastes, de alternancias, de tenis del más alto nivel. Es este domingo (17.00 horas, Movistar) el primer choque del Big 2 en que se han convertido el español y el italiano en la Catedral. Porque, no hay duda ya, son ellos y nadie más en este escalón de prodigioso tenis que se revoluciona cuando uno encuentra al otro. Con 22 y 23 años, se han repartido los últimos seis Grand Slams y protagonizaron una final histórica hace un mes en Roland Garros. Repiten en Wimbledon, por lo que suceden a Federer y Nadal en este hito, que hicieron doblete en 2006 y 2008. Y no hay duda de que se pelearán por muchos títulos más. Sobre todo si siguen desafiándose los límites físicos, tenísticos y mentales cada vez que se ponen frente a frente. Llegan al último día con caminos, estilos, resultados, sensaciones distintas. Hubo sufrimiento en el inicio del torneo para Alcaraz, con un Fognini estupendo, y Sinner palideció con una caída y dos sets en contra ante Dimitrov en octavos. Pero confluyen en su máximo esplendor para el día que importa, mejorados uno y otro. No hay consenso a la hora de elegir favorito o de inclinar la balanza hacia ningún lado. En lo único en que hay bastante margen es en los saques directos, con 75 para el murciano, 54 para el italiano. Ni siquiera Djokovic, que sufrió al español en las dos finales anteriores y a Sinner en esta semifinal, se muestra tajante, aunque da «ligeramente» más opciones a Alcaraz: «Por los dos títulos que ha ganado aquí, cómo está jugando y la confianza que tiene. Pero Jannik está golpeando la pelota muy bien». Tampoco se atreve a predecir nada Pato Clavet. «No pueden estar más igualados, y las diferencias entre los golpes son muy pequeñas también», señala a ABC. Incluye que la balanza es favorable a Alcaraz en los golpes de derecha, de volea, el toque para las dejadas y la movilidad; pero de Sinner ve mejor revés, mejor saque y mejor resto. Para Anabel Medina también el español tiene más destreza. Aunque señala que de derecha y de revés, como también indican las estadísticas, la diferencia es mucho más reducida aunque tengan muy diferentes estilos. «Sinner es muy lineal, tiene un estilo muy marcado y robótico; siempre lleva la misma intensidad y velocidad, el mismo ritmo de bola en defensa y ataque. En el fondo presiona de forma lineal con una intensidad y un ritmo altísimos. Y destaca que en carrera genera la potencia igual con mucho acierto y control. Y lo hace tanto de derecha como de revés». Así lo vivió Ben Shelton desde el otro lado de la red: «Su velocidad de pelota es realmente alta. Nunca he visto nada parecido. Cuando juegas contra él, es casi como si las cosas fueran a doble velocidad. Es difícil cuando un jugador le pega a la pelota tan fuerte, con tanta consistencia desde ambos extremos y con su saque».Noticias relacionadas estandar No Tenis Iga Swiatek, inclemente campeona de Wimbledon tras una paliza de 6-0 y 6-0 en menos de una hora Laura Marta estandar No Wimbledon Djokovic encuentra un rival implacable: «Quieres jugar, pero el cuerpo no quiere escuchar» Laura MartaLas víctimas de Alcaraz, como Taylor Fritz, hablan desde su lado. Y apuntan a todas partes, para empezar, al servicio, ese del que se decía era el peor argumento del español. «Ha sacado muy muy bien. Se debe a que sé que no puedo simplemente devolver la pelota porque él lanzará la pelota en cancha abierta y perderé el punto. Tienes que devolver la pelota perfecta, ajustada, o su siguiente golpe será un ganador». Pero no se queda corto el resto del italiano: «Sientes una presión constante al jugar contra un tipo como él, que resta tan bien durante todo el partido. Tienes que forzar más tu primer saque, o golpearlo demasiado fuerte, pero siempre está allí», explica Shelton. La movilidad, clave en esta superficie, es algo en lo que ha mejorado mucho Sinner también, como apunta el propio Alcaraz: «Veo a Jannik jugando un tenis estupendo en hierba y con un movimiento increíble. Se desliza con ambas piernas como si estuviera jugando en tierra batida». De ahí que se desmarcara indicando qué golpe le quitaría al italiano: «El revés, y más concretos, el revés deslizando, con la pierna izquierda. Es una barbaridad».Pero, ante la frialdad del de San Cándido, el fuego de Alcaraz. Sobre todo cuando calienta esa muñeca con la que atrapa a sus rivales con dejadas y los acribilla en la red con la volea. De los que más ha utilizado esa aproximación a la red y con tan buenos resultados. «En la volea, el toque y la movilidad marca la diferencia. Tiene más mano que Sinner y se mueve mejor en la pista». «Incluso cuando consigues restarle bien, luego te cambia a un juego de saque y volea y lo ves que está supercómodo. Estoy impresionado con su buen toque cerca de la red. En puntos de presión está haciendo pequeñas voleas de toque. Parece que nunca va a fallar y que puede hacerlo todo el día. No es fácil pegar esos golpes tan delicados bajo presión», añade Fritz.Variantes y mentalidadInciden todos en que incluso la mentalidad es un punto de igualdad. A pesar de esa final de Roland Garros en la que Alcaraz sobrevivió a tres bolas de partido y un 3-5. «No va a ser un factor importante. Sinner aprende de las situaciones más difíciles. Seguro que tomará las cosas que hizo mal física y mentalmente y volverá más fuerte, con más hambre y con más ganas. Lo bueno es que lo sabemos y estaremos preparados», admite Alcaraz. Él sacó buenos apuntes, no obstante, de aquel domingo de gloria. «Aprendí que puedo remontar cualquier cosa, y que el tenis es un deporte tan mental que uno o dos puntos pueden cambiar un partido de cinco horas y media. Hay que estar ahí sin venirse abajo». «Si tuviera esa final en mi cabeza, no estaría aquí, a punto de jugar otra. Estoy deseando que llegue. Será difícil, lo sé, pero estos son los duelos por los que juego al tenis», dice Sinner. Clavet tampoco se inclina: «¿Mentalidad? Al 50 por ciento».Aunque para Medina sí hay una diferencia, que también los asemeja a los duelos entre Federer y Nadal. «Sinner es una máquina mental, muy frío, que puede controlar las emociones, muy fuerte mentalmente. Pero cuando se enfrenta a Carlos está sufriendo un poco más. Se vio en París y también en la final de Roma, cuando perdió el primer set, con oportunidades, y ya no compitió bien. O cuando tuvo bola de partido en el US Open. En el cara a cara mental con Carlos, Sinner se vuelve más terrenal».Todos inciden en que el desequilibrio puede llegar de la magia, de la locura, de la libertad, de Alcaraz. «Carlos es más versátil –dice Medina–. Puede variar más su juego: velocidad, alturas, escorando la derecha, con cortado y dejadas. Sinner es más directo, con poco cambio de ritmo». «Los dos generan mucha potencia, incluso en carrera. Sinner está jugando de locos desde el fondo, pero lanza más plano por toda la pista y es más predecible. Carlos es más impredecible, tiene cortados, llega a la red, dejadas. Se adapta a todo y tiene muchas más opciones de jugar la pelota y ganar el punto. Es más incómodo. Nunca sabes qué va a hacer: dejada, derecha fuerte, a la red. Con Sinner, eso no va a suceder», deshace el empate Fritz. Este domingo en Wimbledon, con la presencia del Rey Felipe VI, un Alcaraz-Sinner tan parecido al de París, pero todo tan distinto: mismos jugadores, otra superficie; misma adrenalina, otros recursos; mismo objetivo, otros argumentos. Son el número 1, que persigue su primer título en la Catedral, y el número 2, que quiere el triplete consecutivo, y no son solo números, sino sensaciones y estilos. Uno más robótico quizá, otro más libre quizá. Y en medio, una diferencia mínima que se dirimirá en la pista Central.

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