Estudio clínico a 20.000 madrileños para saber por qué enfermamos

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Estudio clínico a 20.000 madrileños para saber por qué enfermamos

Saber porqué envejecemos, qué motivos hay para que unos enfermen y otros no, o qué circunstancias influyen en la evolución de la salud humana es el objeto de un estudio que se está llevando a cabo en cinco centros de salud madrileños, dentro de un programa de ámbito nacional que sigue a otro hecho en diferentes países de Europa. Aquí se llama Impact, y su objetivo es seguir a 20.000 personas voluntarias, a lo largo de 20 años, para conocer su evolución en materia de salud. Ya hay 1.860 reclutados.Isabel del Cura y Teresa Sanz son las médicos que coordinan la investigación, que ahora se estrena en el centro de salud del Barrio del Pilar. El estudio lo lidera el Consorcio Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) a través de su Área de Epidemiología de Salud Pública (CIBERESP) y el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III. En toda España, serán 200.000 los voluntarios, y un 10 por ciento de ellos, en Madrid. En cinco nodos: en marzo de 2023 comenzó en el Centro de Salud General Ricardos; en marzo de 2024 se abrió el segundo punto de exploraciones en el Centro de Salud María Montessori, de Leganés; a principios de este año el de Monterrozas, en Las Rozas de Madrid; y en abril el del Barrio del Pilar, al que se añade el recién abierto en Alcalá de Henares. Proyectos similares a este existen en otros países europeos: en Inglaterra, en Francia, en Alemania, en Suecia: todos ellos con ese mismo elemento en común, un grupo de población cuyas condiciones de salud se siguen de forma continuada, para controlar su evolución. Durante la pandemia comenzó a aplicarse algo así para poder decidir sobre confinamientos, por ejemplo.Noticia Relacionada Trabajo y Sanidad estandar No El Gobierno pide a los médicos que busquen motivos laborales en los problemas de salud mental Elena CalvoAhora, con fondos europeos, se ha creado en España. Se dirige a población de entre 16 y 79 años, elegidos aleatoriamente por el Instituto Nacional de Estadística de entre los ciudadanos adscritos a un determinado centro de salud. «El lema es ‘Si te llaman, ven’», explica la gerente de Atención Primaria, Rosario Azcutia. De hecho, para el voluntario todo empieza cuando recibe una llamada de su centro de salud, donde le explican el estudio y le invitan a participar.Como destaca la doctora Isabel del Cura, «los madrileños están participando mucho»: de acuerdo con los datos que manejan, en Inglaterra, sólo un 5 por ciento de los llamados quieren colaborar; en Francia, un 10 por ciento, y en Alemania, un 18. Sin embargo, en Madrid se alcanza el 40 por ciento. Algo que cree que se debe a que el contacto en el caso madrileño se realiza desde el centro de salud, «que es un referente de salud; pueden además consultarle a su médico o su enfermera sobre el proyecto», explica Azcutia.Los pacientes no los pueden elegir: vienen dados por el muestreo del INE. Pero los investigadores sí eligen los centros donde aplicarlo: se hace valorando que haya representación de todos los niveles económicos y sociales. «Este del Barrio del Pilar nos gustaba por la pluralidad de población que tiene», señalan las doctoras al cargo del estudio. Su director, Francisco Javier de la Casa, se muestra «encantado de participar, aunque obviamente supone una sobrecarga de trabajo y supervisión».Paso a paso Arriba, sala en que una sanitaria explica el proyecto Impact a una de las voluntarias. Abajo, izq,, el equipo investigador y el director del centro de salud Barrio del Pilar. Dcha, muestras de uñas BELÉN DÍAZCada voluntario seleccionado, tras ser citado, acude a una primera visita en la que se le explica el funcionamiento del estudio. Después, hay una serie de pruebas a realizar, que pueden suponer cuatro o cinco visitas al centro de salud, en el horario que más convenga al usuario. Primero tienen que rellenar un larguísimo cuestionario sobre sus antecedentes familiares, hábitos de vida, tipo de alimentación, práctica de deporte, lugar de trabajo, estrés soportado, salud familiar, laboral y sexual, estilo de vida… Después, se les realizan una serie de pruebas médicas. Que se repiten cada cinco años, con un seguimiento anual que puede ser telefónico, para conocer si se ha producido alguna incidencia o cambio significativo. Entre las pruebas a que se somete a los voluntarios, hay exploraciones antropométricas, de actividad física, montándoles en bicicleta estática; la monitorización de la presión durante 24 horas, pruebas de capacidad aeróbica, auditiva y cognitivas. Hay audiometrías, pruebas oculares, se les mide el índice tobillo-brazo para ver si se tienen placas de ateroma, se hacen pruebas de fuerza de la mano y espirometrías, y se les toman muestras de orina y de sangre: ocho tubos, seis para analítica básica y dos para otras específicas. Se crea una «seroteca, un banco de muestras» que se congelan, en el centro a 20 grados bajo cero, y luego en el biobanco del Instituto Carlos III, a menos 80 grados, para conservarlas a largo plazo. «Las muestras se guardan para ver cómo va evolucionando la persona lo largo de los años», explican.Incluso se les toman muestras de las uñas de los pies, porque es uno de los lugares donde se producen depósitos de metales pesados. «Les damos un kit, unas bosas etiquetadas y las instrucciones para que recojan las muestras y las traigan», explican Sandra y Elena, las técnicas en servicio en el centro del Barrio del Pilar. Salud y entorno «Este es el ámbito mejor para saber qué va a pasar en las enfermedades, y cómo los determinantes de las personas afectan a cómo enfermamos o no», señala la gerente de Atención Primaria. La importancia, insisten, no sólo de «ver la carga biológica, sino añadirle la carga social y ambiental».Isabel Baleriola tiene 20 años, y es una de las 20.000 voluntarias madrileñas. «Primero llamaron y lo cogió mi madre; luego ya me llamaron a mí y enseguida dije que sí». No tiene dudas: «Lo hago por el bien de la ciencia». Esta jovencísima estudiante de Psicología en la Universidad Autónoma, aguanta estoica todas las pruebas que le han ido haciendo. «Lo peor fue tener que llevar dos relojes encima siete días seguidos, uno en la muñeca y otro en el muslo (acelerómetros): yo juego al rugby, y el de la pierna se me caía…». En todo caso, está encantada de participar y poder «saber si encuentran algo raro en mi salud».El estudio supone seguir «la historia natural de las enfermedades», indica Azcutia. Por eso es tan importante conocer los antecedentes, pero también los hábitos de dieta y ejercicio, y la situación económica en que viven; hasta se va a medir la contaminación a la que están expuestas las personas que participan en el estudio, con unos dispositivos que llevarán a casa. Es un despliegue grande, con técnicas para las pruebas que son profesionales enviadas por el proyecto, pero donde «hacen una labor muy importante la enfermería, la administración y las celadoras del centro de salud», explica su director.En Inglaterra, sólo un 5% de los llamados quieren colaborar; en Francia, un 10%, y en Alemania, un 18. Sin embargo, en Madrid se alcanza el 40%El estudio servirá para conocer la evolución de la salud de los madrileños, cómo la afectan las circunstancias laborales, sociales, económicas o ambientales a nuestra salud, y de qué manera se pueden prevenir las situaciones que nos ponen enfermos.Los que se ‘bajan’¿Y qué pasa si alguien se quiere ‘bajar’ del proyecto? ¿O si se va a vivir a otro lugar? Reconocen en el equipo investigador que «es algo que nos ha empezado a pasar ya». En estos últimos casos, de cambio de domicilio, se le ofrece al usuario continuar haciendo el seguimiento mediante llamadas anuales, y volver a los 5 años a repetirse las pruebas, como los demás. No obstante, el ambiente cambiaría, y con eso también los condicionantes, reconocen.«Si se muda a nivel nacional, puede continuarse el seguimiento mediante la historia clínica», recuerda la doctora Del Cura: «Hay ya 48 nodos abiertos, de un total de 50 previstos, en toda España». También hay algún caso que lo deja, pero aquí «está sobreestimado el número de los participantes, y conforme vayamos avanzando, se valorará si se incluye a otras personas». En todo caso, para aquellos que estén interesados, que sepan que es el INE el que designa a quienes serán llamadas a participar en este macroestudio sobre la salud en Madrid.

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