La convulsa situación que vive el PSOE a cuenta del caso Cerdán sigue provocando una marejada política de consecuencias no del todo predecibles aún, cuando se cumplen dos semanas del ingreso en prisión del ex secretario de Organización del PSOE , uno de los más estrechos colaboradores que ha tenido Pedro Sánchez en toda su carrera política. El propio presidente del Gobierno sacó a relucir en su intervención de la semana pasada sobre el escándalo ante el pleno del Congreso de los Diputados la corrupción pasada de su propio partido. Lo hizo para a continuación señalar a los dos gobiernos del Partido Popular (PP), el de José María Aznar y el de Mariano Rajoy, como gabinetes singularmente manchados por la corrupción. Pero para subrayar que también el de Felipe González, al que puso cuidado en describir como un «gran presidente» que «modernizó España», tuvo la misma mácula. Las palabras del presidente estaban muy medidas, e incluso él mismo decidió desde la tribuna de oradores de la Cámara Baja omitir los nombres que tenía escritos en su discurso para no soliviantar más a la generación de socialistas que refundó el partido en 1974 en la localidad francesa de Suresnes, en el último congreso de los socialistas celebrado en la clandestinidad, donde González fue elegido secretario general. Entre esos nombres el de Alfonso Guerra, al que citó como «un vicepresidente que tuvo que dimitir», el de Luis Roldán, al que se refirió por su cargo de director general de la Guardia Civil o el de Mariano Rubio, ya fallecido como Roldán, del que igualmente mencionó únicamente por su puesto de gobernador del Banco de España. Noticia Relacionada estandar Si Miguel Tellado: «Estoy seguro de que Vox no será un impedimento para que Feijóo sea presidente» Emilio V. Escudero El nuevo secretario general del PP está convencido de que «Sánchez no tiene límites» y que «entregará al independentismo todo lo que le pidan»Sánchez no se olvidó de aludir a la que sin duda es una de las imágenes más incómodas para el PSOE en toda la historia de la democracia, la del jueves 10 de septiembre de 1998, cuando González, ya fuera de La Moncloa y de la secretaría general del PSOE, aunque aún diputado, y toda la plana mayor del partido junto a miles de militantes y simpatizantes, acompañaron al exministro del Interior José Barrionuevo y al ex secretario de Estado de Seguridad, Rafael Vera, a su ingreso en la cárcel de Guadalajara para cumplir condena por el secuestro de Segundo Marey, una de las acciones de los GAL, la guerra sucia contra ETA.Lo que Puente no imaginabaA ese mismo episodio ya se había referido unos días antes, aunque a puerta cerrada en el Comité Federal del PSOE, el ministro Óscar Puente. Lo hizo para rebatir al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien se acababa de referir al caso Cerdán como al más grave de la historia de la formación. Lo que Puente no podía ni imaginar al pronunciar esas palabras es que el propio líder de los socialistas castellanomanchegos participó en aquel acto de agitación. En los últimos días han circulado por las redes sociales imágenes falsas atribuyendo a Page la presencia allí, confundiéndole deliberadamente con otros de los asistentes. Sin embargo, sí que estuvo, como acredita la fotografía exclusiva de ABC, captada por Jaime García. Con treinta años recién cumplidos, el hoy presidente de Castilla-La Mancha ejercía como líder de la federación del PSOE en Toledo y ya había sido consejero del Gobierno de José Bono, junto al que aparece en la instantánea, muy cerca de González y al lado de otro histórico del partido, ya fallecido, el vasco José María ‘Txiki’ Benegas. En la imagen del veterano fotógrafo de este periódico, todo un retrato de época, se puede observar también al entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y al por entonces exministro Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido en el año 2019, que luego llegaría a ser vicepresidente con José Luis Rodríguez Zapatero y más tarde secretario general del partido. A la cita no faltaron el líder en ese momento de la formación, Joaquín Almunia, y Josep Borrell, con el que entonces cohabitaba tras ganar el catalán las primarias entre ambos para designar al candidato del partido, un experimento bicéfalo que no terminó bien. Por Guadalajara apareció triunfal, como relata la crónica de ABC que firmaron Mariano Calleja y Nieves Colli, el general de la Guardia Civil, Enrique Rodríguez Galindo, jaleado por los asistentes dos años antes de ser condenado a setenta años de cárcel por el secuestro y asesinato de Lasa y Zabala en 1983.A ese mismo episodio ya se había referido unos días antes, aunque a puerta cerrada en el Comité Federal del PSOE, el ministro Óscar Puente. Lo hizo para rebatir al presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, quien se acababa de referir al caso Cerdán como al más grave de la historia de la formación. Lo que Puente no podía ni imaginar al pronunciar esas palabras es que el propio líder de los socialistas castellanomanchegos participó en aquel acto de agitación. En los últimos días han circulado por las redes sociales imágenes falsas atribuyendo a Page la presencia allí, confundiéndole deliberadamente con otros de los asistentes. Sin embargo, sí que estuvo, como acredita la fotografía exclusiva de ABC, captada por Jaime García. Con treinta años recién cumplidos, el hoy presidente de Castilla-La Mancha ejercía como líder de la federación del PSOE en Toledo y ya había sido consejero del Gobierno de José Bono, junto al que aparece en la instantánea, muy cerca de González y al lado de otro histórico del partido, ya fallecido, el vasco José María ‘Txiki’ Benegas. En la imagen del veterano fotógrafo de este periódico, todo un retrato de época, se puede observar también al entonces presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, y al por entonces exministro Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido en el año 2019, que luego llegaría a ser vicepresidente con José Luis Rodríguez Zapatero y más tarde secretario general del partido. A la cita no faltaron el líder en ese momento de la formación, Joaquín Almunia, y Josep Borrell, con el que entonces cohabitaba tras ganar el catalán las primarias entre ambos para designar al candidato del partido, un experimento bicéfalo que no terminó bien. Por Guadalajara apareció triunfal, como relata la crónica de ABC que firmaron Mariano Calleja y Nieves Colli, el general de la Guardia Civil, Enrique Rodríguez Galindo, jaleado por los asistentes dos años antes de ser condenado a setenta años de cárcel por el secuestro y asesinato de Lasa y Zabala en 1983.Contra los juecesHoy que el PSOE ha puesto en circulación la denuncia de una supuesta guerra sucia judicial en su contra o ‘lawfare’, un anglicismo acuñado incluso en el Congreso Federal del pasado noviembre por el propio Santos Cerdán, el recuerdo de aquel día no le va a la zaga. Fundamentalmente, se trató de un acto de protesta ante una condena del Tribunal Supremo que se consideraba injusta, liderado por la plana mayor del primer partido de la oposición y con todo un expresidente del Gobierno al frente. Las Juventudes Socialistas fueron especialmente activas en la concentración. A la organización pertenecía ya Pedro Sánchez, quien algo más joven que Page no tenía cargo en el PSOE pero se comportaba como un entusiasta militante, apenas un lustro antes de recalar como concejal del partido en el Ayuntamiento de Madrid. No es improbable que se sumase a la excursión a Guadalajara, a apenas una hora de Madrid, aunque no hay testimonios gráficos que lo acrediten. La semana pasada, en un artículo publicado en ‘La Razón’, el propio Rafael Vera aseguró que Sánchez, hijo de un socialista que llegó a ocupar puestos en la administración de González, estuvo allí, y que así se lo comunicó muchos años después: «Quiero hablar contigo, porque yo fui uno de los muchos que estuvimos apoyándoos en la puerta de la cárcel», le habría dicho en 2015, cuando Sánchez ya era secretario general del PSOE, en el funeral del citado ‘Txiki’ Benegas. Moncloa, en cambio, niega que el presidente estuviera en Guadalajara aquel día, cuando tenía 26 años. En los últimos años, García-Page se ha convertido en el principal aliado en el partido de Felipe González, junto a Eduardo Madina, el rival de Sánchez en las primarias de 2014, si bien este último está retirado de la política y sus intervenciones públicas se limitan a participar en tertulias radiofónicas. «Nos tendremos que meter bajo la cobija de García-Page», ha llegado a decir el expresidente. El presidente de Castilla-La Mancha, cuyo antagonismo con Ferraz no es ningún secreto, criticó entre otras cosas la semana pasada las alusiones de Sánchez al primer Gobierno del PSOE en democracia, y advirtió que ningún Ejecutivo está inmaculado. El escándalo Cerdán, o para ser más precisos, el escándalo Cerdán-Ábalos-Koldo, cuya instrucción judicial apenas se está iniciando, en paralelo a las investigaciones de la UCO, va a marcar indeleblemente el final de una legislatura que Sánchez sigue convencido de poder llevar a término, para presentarse de nuevo a las elecciones en 2027, algo que ya algunos sectores del partido le piden que no haga. Ocurra lo que ocurra, su final se asemeja cada vez más al de González, desgastado por los escándalos de corrupción, siete años después de haber llevado a cabo una moción de censura, que defendió un tal José Luis Ábalos, contra Mariano Rajoy por el mismo motivo.

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