Santiago Korovsky: «El límite del humor no es lo políticamente correcto, es que el chiste sea una mierda»

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Santiago Korovsky: «El límite del humor no es lo políticamente correcto, es que el chiste sea una mierda»

¿Se puede hacer humor con lo que antes era intocable? Santiago Korovsky no solo cree que sí: lo demuestra en cada capítulo de ‘División Palermo’, la comedia argentina que se ríe, con ingenio y sensibilidad, de las contradicciones sociales. Judío, obsesivo, incómodo con las etiquetas, Korovsky habla de cómo el humor puede ser una herramienta de catarsis, de crítica y de encuentro, siempre que se construya con quienes históricamente han sido el blanco fácil. «No hay que hacer chistes sobre las minorías, sino con ellas», asegura. Y bajo esa premisa, Santiago Korovsky enfrenta el entretenimiento sin dejar de reírse, primero, de sí mismo. «Yo creo que sí hay límites en el humor», comenta, pero matiza con rapidez. Para el actor guionista y director argentino, el humor no está cancelado, solo exige un ejercicio más fino de conciencia: «Eso no significa que no se puedan hacer chistes en esta época, que es una frase que se escucha mucho… el «ya no se puede uno reír de nada». No creo en eso«. Para él, la clave reside en una aproximación más consciente; »el límite del humor no es lo políticamente correcto, es que el chiste sea una mierda«.’División Palermo’ ha sido acusada de «reírse de todo». La trama sigue a un grupo de civiles reclutados para formar una guardia urbana con el objetivo de mejorar la imagen de la policía y hacerla más inclusiva. Buscando esta «inclusividad», la policía selecciona a un ciego, un enano, una mujer en silla de ruedas, y demás representantes de minorías de la sociedad. Cómo hacer un chiste y no morir en el intentoPara lograr cumplir con su visión del humor, Korovsky tiene muy presente la sensatez del comediante: «Tenemos mucha responsabilidad, porque las cosas que vemos son las que nos forman», advirtiendo así que, reproducir contenidos incorrectos puede llevar a la sociedad a reproducir actitudes dañinas. Frente a esto, su límite es claro; «Creo que solamente hay que pensar los chistes, el humor de una manera distinta, que hay que tomarse el tiempo de pensar si lo que estamos haciendo ofende a alguien en una situación de vulnerabilidad de la cual no se puede salir«. Distingue esto de hacer humor sobre aspectos que sí son modificables, como el egoísmo o la soberbia. Además, rechaza el humor hiriente: »No me causa gracia cuando el humor es específicamente malicioso, o busca burlarse de alguien. A mí me duele«. Para lograr esta fórmula, los objetivos sobre los que reírse en ‘División Palermo’ son claros: «Nosotros lo que hacemos es reírnos de nosotros mismos, de nuestras incomodidades, de las falsas inclusiones, de cómo la política y el marketing trabajan el tema», dice el creador. Y es que el equipo   está formado por las propias minorías de la serie para conseguir que los chistes y situaciones sean verosímiles. Korovsky, siendo judío, alega que puede abordar chistes sobre su propia comunidad, pero para otros personajes, como Sofía, una chica en silla de ruedas, contaron con la ayuda de María Lucrecia Gómez, quien tiene esta discapacidad. «Básicamente tuvimos colaboradores, porque uno tiene un límite, uno habla de lo que conoce, y yo no sé lo que es ser una chica en silla de ruedas», explica.Tenerlos, sin embargo, no les asegura que el chiste sea bueno. «En el propio equipo nos preguntábamos si el chiste estaba bien o si era incorrecto, y ellos nos impulsaban a ir más allá», alega también, recordando las etapas de creación de ‘División Palermo’. A pesar de la búsqueda de límites, Korovsky además lanza una advertencia sobre el panorama actual: «Yo creo que h ay límites, pero también es un problema la hipercorrección política de la época. Hay que tener cuidado en no ser solemnes««No golpees hacia abajo»La medida del humor es clara: si el chiste golpea hacia abajo, no funciona, pero si nace desde la experiencia vivida, desde la complicidad, es válido. Para Korovsky, esto se traduce a «no golpees al más débil, al más vulnerable, al que no puede defenderse». Reconoce, también, que ha habido una evolución en la comedia: «Hubo una época donde sí, había un humor más desconsiderado hacia las minorías». Durante gran parte del siglo XX y los inicios del XXI, incluyendo la era temprana de YouTube, era común un humor desconsiderado hacia las minorías, basado en estereotipos raciales, de género o étnicos. Sin embargo, la conciencia social ha evolucionado hacia un lugar diferente. «Nosotros tratamos de hacer un humor que trata de pararse desde un lugar distinto. Nos metemos en el tema, estamos cerca de algunos límites, pero tratamos de estar siempre en la vereda de ellos, digamos, de las minorías». La creación de ‘División Palermo’, sin embargo, no estuvo exenta de dilemas. Korovsky confiesa haber caído en la autocensura al principio: «No me atrevía a mucho y andaba muy tenso. Revisaba incluso los chistes que hacían los propios colaboradores con más gente para tranquilizarme», decía Santiago, pero fueron los propios colaboradores los que le daban el empujón: «Si el chiste es divertido y está bien montado, ¿cuál es el problema?».Además, el elemento diferenciador que indica si un chiste funciona es simple: «Cuando ellos son parte del chiste, cuando ellos son conscientes del chiste… cuando ellos se ríen de sí mismos». Puso como ejemplo una escena en la que un chico sin brazos intenta robar un banco y una señora le dice «qué divino, qué talentoso». Frente a esto, el creador se opone por completo a que las personas con discapacidad sean vistas como «guerreros» o «seres de luz» por el mero hecho de existir: el llamado capacitismo benévolo llevado al extremo. Y esto, claro está, es motivo para hacer sátira. Este concepto se refiere a la idea de que las personas con discapacidad son inherentemente dulces, inspiradoras o heroicas por el simple hecho de vivir con una discapacidad. Esta conducta, lejos de ser beneficiosa para ellos, en realidad infantiliza a la persona, niega su individualidad y refuerza la idea de «otros». En muchas ocasiones, este comportamiento también se suma al trato discriminatorio que sufren las personas con discapacidad. «Se menosprecia el humor, en general»Sin embargo, aún hay una mirada que evalúa el humor y menosprecia el poder que tiene. Todos usamos los chistes y la ironía para aliviar una situación que nos desespera, buscamos reírnos en situaciones difíciles para restarle importancia y acudimos a los alivios cómicos para relajar nuestra tensión. Con esto, tenemos a nuestro uso un arma lo suficientemente poderosa como para poder moldear nuestro alrededor. Korovsky cree firmemente en el poder del humor como motor de cambio: «Me parece que es una herramienta de transformación social, de pensarnos, de reírnos, de mirar la sociedad con otro lente». Lamenta, sin embargo, la doble cara que supone que esto exista, y es que mucha gente no sabe apreciar el humor como lo que es: «Dicen que hacer comedia es fácil, y no es así. Es re difícil. Requiere mucha precisión, mucho ‘timing’, mucho cuidado».El humor no es «algo más» de nuestro día a día. Filósofos como Hobbes, Kant, o Schopenhauer lo han nombrado como objeto de estudio, haciendo diferentes aproximaciones para encontrar el enigma de la risa. Korovsky también sabe en qué lugar se posiciona el suyo: « Me río de mí mismo. De mi colon irritable, de cuando me rompí los dientes, de mis torpeza al interactuar con alguien con discapacidad. De mis prejuicios, de mi incomodidad. Eso también es humor«.Cree, además, que el humor es profundamente social, que tiene un arraigo cultural innegable. «Nos formamos viendo distintas cosas. El humor no viaja, dicen, pero ‘División Palermo’ la hicimos pensando en nuestro país y la entendieron en el mundo», decía Korovsky. Y es que, en 2024, ‘División Palermo’ ganó el premio Emmy internacional a la mejor comedia. «Hay algo universal en nuestras miserias, y hay algo local que nos define», reía Santiago: «Y eso también es lo lindo. La razón por la que veo una película de España, de República Checa o de Estados Unidos. Quiero conocer un mundo distintos y hay muchas cosas que a pesar de ese mundo distinto son muy parecidas».La otra cara del comediante«Pero en realidad soy bastante sufriente», alega Korovsky mientras reflexiona sobre el humor en su día a día: «Bastante obsesivo. No soy el alma de la fiesta, pero hay algo (no sé si es mi forma de ser, o mi cara) que hace que incluso cuando soy serio la gente se ría«. Esta habilidad que parece milagrosa, en realidad surge de una práctica que elaboró desde la niñez como »mecanismo de defensa«. Esto no es nuevo. El psicoanalista Sigmund Freud lo identificaba como uno de los mecanismos de defensa del ego. Frente a esto, muchas personas utilizan el humor tanto de arma como de defensa. Para Korovsky, sin embargo, es una «herramienta a su favor», pero subestimada. «Se cree que es más fácil la comedia que el drama, y no. Es mucho más difícil hacer reír, porque cuando reís bajás la guardia», confiesa. Pero Santiago Korovsky lo tiene claro: hacer reír es cuestión de perspectiva. Con ‘División Palermo’, el argentino apuesta por una risa que no simplifica, no idealiza y que no teme meterse en lo incómodo, pues lo conoce bien. El humor puede ser inclusivo sin ser tibio, crítico sin dejar de ser divertido y, sobre todo, puede ser una forma de decir verdades que, de otro modo, no nos atreveríamos a decir.

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