Una puesta a punto para las esculturas del museo al aire libre de la Castellana

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Una puesta a punto para las esculturas del museo al aire libre de la Castellana

Los jóvenes que practican acrobacias con su bicicleta o monopatín entre las esculturas del museo al aire libre de la Castellana convivirán, a partir del próximo 1 de agosto, con los restauradores que se encargarán de poner a punto las piezas de esta colección de arte contemporáneo única, ubicada bajo el paso elevado que conecta las calles de Juan Bravo y Eduardo Dato. El Ayuntamiento de Madrid invertirá cerca de 70.000 euros en analizar y limpiar trece piezas de este «tesoro arquitectónico», destacó ayer en la presentación de este proyecto Marta Rivera de la Cruz, delegada del área de Cultura, Turismo y Deporte. Las obras, en general, «están bien conservadas», pero se actuará para «evitar males mayores». Así, durante los próximos ocho meses pasarán por boxes ‘Plaza-Escultura’ (Gustavo Torner), ‘Mediterránea’ (Martín Chirino), ‘Estructura permutacional’ (Francisco Sobrino), ‘Estructura hiperpoliédrica del espacio’ (Rafael Leoz), ‘Un món per a infants’ (Andreu Alfaro), ‘Estela de Venus’ (Amadeo Gabino), ‘Al otro lado del muro’ (José María Subirachs), ‘Proalí’ (Marcel Martí), ‘Proyecto para un monumento IV B’ (Pablo Palazuelo), ‘Volumen-relieve-arquitectura’ (Gerardo Rueda), ‘Toros ibéricos’ (Alberto Sánchez), ‘La Petite Faucille’ (Julio González) y ‘Unidades Yunta’ (Pablo Serrano). Las obras incluirán también la limpieza y conservación de la cascada de agua diseñada por Sempere, destacó la responsable del área. Sobre las otras cuatro esculturas (‘Tríptico’, ‘Móvil’, ‘Mère Ubu’ y ‘La sirena varada’), ya se ha intervenido.Todas las obras, apuntó Victoria Sandstede, jefa de conservación del Ayuntamiento de Madrid, se restaurarán ‘in situ’ en dos fases. En la primera, que concluirá a finales de septiembre, realizarán un análisis del estado pormenorizado de cada escultura y ensayos para evaluar el mejor tratamiento para cada una de ellas. Después, comenzarán las intervenciones definitivas en cada pieza.Noticia Relacionada estandar Si Los Jardines de Aranjuez recobran su esplendor barroco tras 150 años Enia Gómez Felipe V mandó construir la antesala vegetal, pero con Amadeo de Saboya se desnaturaliza el proyecto original. Patrimonio Nacional pretende rescatar su diseño primigenio y restablecer las cotas originales del histórico vergelAunque no sea tan extraño ver alguna pintada aislada, pegatinas pegadas en las esculturas o incluso algún que otro café apoyado sobre una obra de Chillida mientras dos trabajadores de los negocios cercanos charlan animadamente, esos despistes o malos usos «puntuales» que sufren las obras del museo se atajan a diario gracias al contrato de mantenimiento que ‘protege’ los más de 1.600 monumentos al aire libre que hay en la ciudad. «De hecho, a veces uno no es consciente de estar rodeado de figuras de primer orden», añade Sandstede. Esta convivencia, destacó la jefa de conservación del patrimonio municipal, es buena, porque este conjunto de 4.200 metros cuadrados distribuidos en tres niveles «se concibió desde un principio como una forma de acercar el arte a la ciudadanía». De hecho, mientras presentaban el proyecto, un equipo de grabación se preparaba para una jornada de rodaje en el entorno.Una reforma completaEsta actuación, más profunda que la conservación diaria, completa en cierto modo las obras que se hicieron hace tres años para mejorar, a través de rampas y nuevos pasos para peatones, la accesibilidad de este paso entre la calle Serrano y la glorieta de Rubén Darío. Inaugurado oficialmente en 1979, este museo reúne casi una veintena de obras de destacados artistas de la vanguardia española del siglo XX distribuidas en tres niveles distintos. En el primero destaca la fuente de Sempere, realizada con módulos de hormigón blanco. El segundo sector está presidido por el mural de Gerardo Rueda, flanqueado por las esculturas de Palazuelo y Miró. Estas dos obras fueron las últimas en incorporarse al conjunto, a finales de 1978 y principios de 1979, respectivamente. En el último escalón está quizás la obra más conocida, el ‘Lugar de Encuentros III’ de Eduardo Chillida, más conocida como ‘La sirena varada’, rodeada de las obras de Alberto Sánchez y Julio González.

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