El escándalo de Jeffrey Epstein se embrolla un poco más en la política de EE.UU.: Maurene Comey , una de las fiscales que lideró la investigación de los delitos sexuales del inversor neoyorquino, ha sido despedida fulminantemente por el Gobierno de Donald Trump.Comey es hija de una de las figuras más odiadas por Trump: James Comey , el que fuera director del FBI, que fue adelante con las investigaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016 –las primeras que ganó Trump– y al que el presidente despidió pocos meses después de llegar a la Casa Blanca.Pero el despido de la hija, de la fiscal, no apunta tanto al parentesco como a una maniobra de Trump para gestionar su enfrentamiento con parte de sus bases por los documentos de Epstein .Noticia Relacionada estandar Si Trump juega con la posibilidad de un movimiento sin precedentes: despedir al presidente de la Fed Javier Ansorena El mandatario asegura que ve «muy poco probable» apartar al jefe de la Fed, aunque critica su gestión y la falta de recortes en los tipos de interésJeffrey Epstein se suicidó en 2019 en la celda de Nueva York en la que esperaba su juicio, pero hay abundantes teorías conspiranoicas que apuntan a que le mataron para que no revelara a toda la elite política y económica que participaba de sus delitos sexuales, desde la trata de menores a la pedofilia . En campaña, Trump y sus aliados alimentaron esas teorías para ganarse el favor político de parte del país y prometieron revelar todos los documentos explosivos del caso en cuanto llegaran a la Casa Blanca.Pero, una vez en el Gobierno, solo han decepcionado a quienes esperaban revelaciones jugosas. Sobre todo cuando hace unas semanas, un informe del FBI aseguraba que no existía la famosa «lista de clientes» de Epstein ni había pruebas que sostuvieran que su muerte no fue un suicidio.Esto ha provocado una revuelta en una base de afines que Trump trata de apaciguar sin mucho éxito. Esta misma semana, de hecho, les ha atacado: les llamó «antiguos seguidores», les calificó de «estúpidos» y les dijo que los demócratas los están utilizando.El despido de Comey, sobre el que no recibió ninguna justificación, más allá de decir que se basaba en los poderes ejecutivos del presidente, podría tener que ver con ofrecer un caramelo a esa facción iracunda del trumpismo. Algunos, como Laura Loomer, una de las principales agitadoras de teorías conspiranoicas en EE.UU. y una figura muy cercana a Trump, ya había pedido en mayo a la fiscal general, Pam Bondi , que despidiera a Comey. La razón: la fiscal había mantenido la postura de no revelar documentos judiciales relacionados con Epstein, una práctica, por otro lado, muy común en la Fiscalía (en su caso, para no afectar la posible apelación de Ghislaine Maxwell , que fue pareja y cómplice de Epstein).Está por ver si el despido tiene algún impacto, en un momento en el que Trump ve como el caso Epstein –que fue uno de los muchos combustibles de su campaña electoral– se ha vuelto en su contra. Según una encuesta de Reuters, el 69% de los estadounidenses está convencido de que el Gobierno trata de ocultar datos sobre el escándalo.Fotos juntos en fiestasNo ayuda a Trump que él fue amigo de Epstein, que fueron fotografiados y grabados en fiestas llenas de chicas jóvenes, que el piloto del avión privado del inversor –conocido como ‘Lolita Express’– aseguró que Trump lo utilizó en varias ocasiones. Tampoco ayuda que, en plena guerra con Elon Musk , el hombre más rico del mundo asegurara que Trump no estaba revelando los documentos de Epstein «porque aparece en ellos» .Este jueves, el presidente de EE.UU. se negó a dar un paso que exigen algunos: que nombre un fiscal especial para el caso Epstein. «El presidente no va a recomendar el nombramiento de un fiscal especial para el caso Epstein, esa es su postura», dijo su portavoz, Karoline Leavitt , en rueda de prensa.Eso podría volver a irritar a sus seguidores: Loomer está entre las voces que han pedido que se ponga a trabajar a un fiscal especial, entre reclamaciones de muchos de que se revelen todos los documentos.Leavitt trató de amplificar la postura que ha mantenido Trump en los últimos días para ahuyentar el escándalo. Decir que es un «engaño» demócrata, y que la oposición y los medios lo están usando para opacar sus logros como presidente.Trump ha tratado de esquivar el asunto de varias maneras: ha dicho que lo de Epstein es algo «aburrido», que los documentos fueron elaborados por Barack Obama o el propio James Comey y ha increpado a los periodistas –en alguna ocasión, afines– que le han preguntado al respecto.

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