El plan de la Comisión Europea de imponer un impuesto a las empresas que facturen más de 100 millones de euros ha suscitado ya el rechazo frontal de varios países grandes, lo que anticipa que será muy difícil que esta propuesta prospere. En la primera discusión política, en el consejo de ministros de Asuntos Generales, los representantes de Alemania, Holanda e Italia han dicho que creen que la propuesta «va en dirección contraria», mientras que el comisario responsable del presupuesto comunitario, Piotr Serafin , les respondió que si los Gobiernos pretenden aumentar los gastos para poder financiar la defensa sin aumentar sus aportaciones a las arcas de la UE «tenemos que ingresar más con recursos propios».Este nuevo impuesto fue anunciado este miércoles por la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen , en el paquete del próximo presupuesto plurianual y se calcula que recaudaría 6.800 millones de euros al año, esencialmente dedicados a pagar los créditos que Bruselas asumió para crear los fondos de recuperación para aliviar los efectos de la pandemia de COVID-19 . La Comisión ha diseñado unos presupuestos en los que ha previsto ingresar anualmente unos 60.000 millones en impuestos directos a partir de 2028, lo que tiene el riesgo de que cambie la percepción que tienen los europeos de las instituciones comunitarias, tradicionalmente asociadas a subvenciones y ayudas.El canciller alemán Friedrich Merz -del mismo país y el mismo partido que Von der Leyen- dijo a las pocas horas que «la UE carece de base legal para ello«. Su ministro de asuntos europeos Gunther Krichbaum repitió este argumento y dijo claramente ayer en el Consejo que «de lo que se trata es de aumentar la competitividad, pero con este impuesto hay empresas que podrían decidir cerrar sus fábricas. Por eso pedimos que esta propuesta sea retirada».Noticia Relacionada EDITORIAL opinion No Pintan bastos en Bruselas Editorial Hubo un tiempo en el que el gobierno de Pedro Sánchez utilizaba la palabra «Bruselas» como un conjuro para justificar algunas de sus más significativas fechorías legislativasLa Comisión propone que las empresas que facturen más de 100 millones en el mercado europeo paguen unos 100.000 euros al año . Este importe aumentaría por tramos hasta llegar a los 750.000 euros anuales para las grandes multinacionales. Según Serafin, la tasa se refiere a la cifra de negocios y la tendrían que pagar tanto las que fabriquen y vendan en el mercado interior como las que solo tengan actividades comerciales, por lo que a su entender no existe el riesgo de que se produzcan deslocalizaciones de fábricas a causa de esta tasa.Sin embargo, el ministro italiano Tommaso Foti dijo que le parecía «un asunto complejo que es contrario al mensaje de la competitividad que queremos lanzar y creemos que hay que revisarlo». Holanda ha sido aún más estricta, al decir que piensa que la UE debe reducir su presupuesto en lugar de aumentarlo. Para La Haya la UE puede reducir muchos gastos burocráticos en lugar de intentar recaudar más.En el Parlamento, la poderosa vicepresidenta de la comisión de presupuesto, la popular alemana Monika Hohlmeier , considera que la idea de Von der Leyen «contradice nuestros esfuerzos por fortalecer la competitividad de las empresas europeas, en particular las de mediana capitalización, que son precisamente aquellas a las que apoyamos activamente a través del Fondo de Competitividad» que forma parte del mismo proyecto de presupuesto. Aprobados por unanimidadLos presupuestos plurianuales, que cubren un periodo de siete años (2028-2034) que presentó Von der Leyen ascienden por primera vez a dos billones de euros. Deben ser aprobados por unanimidad entre los países y por mayoría en el Parlamento Europeo.El mal ambiente dentro del Partido Popular Europeo respecto a esta propuesta no es exclusivo de este partido sino que también los socialistas se han quejado de que Von der Leyen no les hubiera presentado previamente esta idea destinada a aumentar los recursos propios de la UE para poder pagar los nuevos gastos de defensa que aparecen por primera vez con fuerza en los presupuestos plurianuales. Para la Comisión es evidente que si los países no quieren aumentar sus aportaciones nacionales, la Comisión no tendrá más remedio que buscar ingresos propios por otro lado.Los ministros de Asuntos Europeos decidieron ayer que estaban satisfechos de este primer debate con Serafin y han dejado para octubre el próximo consejo en el que este asunto volverá a estar en el orden del día. Los presupuestos plurianuales evitan a la UE noches de suspense cada año para aprobarlos, pero concentra siete veces esa presión en una única discusión dramática.

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