A instancias del Capitolio, la Casa Blanca está ya planteándose limitar drásticamente la información que comparte con España, alarmada por la decisión de Pedro Sánchez de involucrar a Huawei , el gigante tecnológico chino, en sistemas sensibles de seguridad nacional. La medida, inédita entre aliados de la OTAN, refleja una profunda desconfianza en Washington hacia el Gobierno de Pedro Sánchez y sus últimos movimientos en política tecnológica y de defensa. Sobre todo, la cúpula de inteligencia de EE.UU. teme una infiltración china en la importante base naval de Rota por una decisión del ejecutivo socialista. La alarma ha saltado en Washington tras revelarse que el Ministerio del Interior español adjudicó a Huawei el contrato millonario para almacenar las comunicaciones interceptadas en investigaciones policiales y de inteligencia. Los líderes de las comisiones de inteligencia del Senado y la Cámara de Representantes (ambos republicanos) enviaron una carta a la Directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard , exigiendo revisar los acuerdos de intercambio de información con España. En EE.UU., el Capitolio, en especial el Senado, supervisa y controla la inteligencia, y tiene potestad de limitar el envío de información.En la misiva –dirigida también al secretario de Defensa, al director de la CIA y a otros altos cargos de la Casa Blanca– advierten los legisladores que, mientras España siga confiando en Huawei, cualquier dato que EE.UU. comparta podría acabar más pronto que tarde en manos del Partido Comunista Chino. Fuentes de la Casa Blanca confirmaron este viernes a ABC que la carta ha sido recibida, y se está analizando la limitación de inteligencia con un socio de la OTAN, «algo poco común», dicen. Esas fuentes dicen: «Permitir que regímenes autoritarios como el de China consigan en silencio una posición dentro de nuestras redes de comunicaciones supone un riesgo para toda la nación y para los socios».Noticia Relacionada estandar Si EE.UU. acusa a España de poner en peligro a sus aliados al exponer datos a China David Alandete La Comisión de Inteligencia del Capitolio califica de «inimaginable» que el Ministerio del Interior adjudique a una empresa vinculada al régimen chino el almacenamiento de escuchas policiales y judicialesAcceso a la inteligencia vital en peligroSi se concreta la desconexión informativa que estudia ya la Casa Blanca, el acceso a inteligencia vital proporcionada por EE.UU. en múltiples frentes está en riesgo. Washington comparte regularmente con Madrid información sobre terrorismo yihadista, crimen organizado, ciberamenazas, contraespionaje y otros asuntos de seguridad global. De hecho, muchas operaciones españolas contra células terroristas islamistas en la última década han sido posibles gracias a datos suministrados por la agencia NSA o la CIA. Lo mismo ocurre en la lucha contra las mafias del narcotráfico y otros delitos transnacionales: España, como puerta de Europa ante África, se ha beneficiado del potente aparato de vigilancia estadounidense. Una interrupción o restricción en ese flujo podría dejar a los servicios españoles a ciegas en áreas críticas.Además, está la inteligencia militar y estratégica. España, miembro de la OTAN, recibe de EE.UU. información clasificada sobre amenazas emergentes (por ejemplo, movimientos de la armada rusa en el Atlántico o Mediterráneo, o actividades de grupos extremistas en el norte de África). Toda esa cooperación podría degradarse. Fuentes en Washington mencionan a ABC que si España no ofrece garantías claras de seguridad de forma inmediata, se impondrán límites a lo que se comparte, especialmente en materia de altas tecnologías, espionaje electrónico y operaciones conjuntas. En la práctica, eso podría significar desde expulsar a España de ciertos foros de inteligencia multinacionales, hasta enviar solo informes muy filtrados o dejar de invitar a oficiales españoles a intercambios de información sensible. El golpe para la credibilidad de España sería enorme: pasar, de ser un aliado de primera fila, a un socio de segundo orden en el mejor de los casos.Tom Cotton y Rick Crawford, los presidentes de las comisiones de Inteligencia del Senado y la Cámara respectivamente, califican en su carta de «casi inimaginable» que un aliado exponga así información sensible. «Querida directora Gabbard: le escribimos para instarle a que revise los acuerdos de intercambio de inteligencia con el Gobierno de España para asegurarse de que ninguna información compartida con la inteligencia española, su defensa y policía revele secretos de la seguridad nacional estadounidense al Partido Comunista Chino», demandan los congresistas en un tono inusualmente duro. En esencia, piden que se corte el flujo de inteligencia hacia España o que, en el mejor de los casos, se filtre y redacte cualquier detalle crítico antes de compartirlo. La Casa Blanca de Donald Trump, muy alineada con las posturas de estos legisladores, socios suyos, ha tomado nota de la advertencia y baraja seriamente esta opción sin precedentes en las relaciones bilaterales.Los funcionarios estadounidenses coinciden en que Huawei no es un proveedor cualquiera, sino un brazo tecnológico del Estado chino. La empresa está sujeta a las leyes de inteligencia y seguridad de datos de China que la obligan a colaborar con el Partido Comunista Chino, entregando cualquier información que se le solicite. Washington lleva años alertando de que los equipos de Huawei podrían servir de caballo de Troya para el espionaje de Pekín. De hecho, Estados Unidos y otros países aliados (Reino Unido, Francia, Alemania, etc.) han vetado a Huawei en sus redes 5G y en infraestructuras críticas, por considerarla un «proveedor de alto riesgo».El contrato español con Huawei desató reacciones inmediatas: «España está jugando con fuego», advirtió antes el diputado Crawford. Creen los legisladores que España abre una puerta trasera para que Pekín acceda a ingentes cantidades de información clasificada. «Huawei y el Partido Comunista Chino podrían tener acceso encubierto al sistema de interceptación legal de un aliado de la OTAN, permitiéndoles seguir las investigaciones españolas sobre espías del Partido Comunista y un sinnúmero de otras actividades de inteligencia», alertan los legisladores estadounidenses. En otras palabras, las comunicaciones intervenidas por la policía y el CNI –incluyendo casos de terrorismo, crimen organizado e incluso contrainteligencia– podrían terminar en manos de Pekín. Para Washington, Huawei representa la punta de lanza de la estrategia china de influencia global, una amenaza latente que Occidente no puede tomarse a la ligera. Por eso la presencia de esta empresa en el hardware español de seguridad se ve como un agujero en el escudo occidental.En Estados Unidos, las agencias de inteligencia no operan en el vacío: están sometidas a un estricto control legislativo. El Capitolio –y en especial las comisiones de Inteligencia del Senado y la Cámara– ejerce una supervisión constante sobre las actividades de espionaje y sobre los acuerdos de cooperación con países aliados. Los congresistas Cotton y Crawford no actuaron solo como voces individuales, sino como portavoces de instituciones con poder real sobre la comunidad de inteligencia.Crawford ostenta la presidencia de la comisión encargada de la «supervisión de la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos». Esto contradice la respuesta inicial de fuentes en el gobierno español, citada por varios medios este viernes, de que no hay una denuncia o advertencia por parte del gobierno estadounidense. En anteriores ocasiones, el Congreso norteamericano ya ha forzado medidas drásticas en nombre de la seguridad nacional. La diferencia ahora es que el objeto de desconfianza es un aliado histórico. «Cada país que abre sus puertas a Huawei solo brinda más oportunidades al Partido Comunista para extraer datos y avanzar sus objetivos geopolíticos», afirmaron los legisladores, instando a la comunidad internacional a unirse frente a la influencia china.Alianza militar hispano-estadounidenseMás allá del caso Huawei, la situación expone las vulnerabilidades en el corazón de la alianza militar hispano-estadounidense. España y EE.UU. comparten el uso de dos bases clave, Rota y Morón, donde están desplegados centenares de militares norteamericanos. En la Base Naval de Rota (Cádiz) operan ya cinco destructores de la Armada americana equipados con el sistema de combate Aegis, un número que aumentará a seis el próximo año. Estas embarcaciones de última generación, dotadas de misiles interceptores SM-3, son un pilar fundamental del escudo antimisiles de la OTAN en Europa. Junto a las baterías terrestres de Deveselu (Rumanía) y Redzikowo (Polonia), los buques de Rota conforman la estructura técnica y operativa de la defensa contra misiles balísticos, bajo mando integrado desde Ramstein (Alemania).La importancia estratégica de Rota es difícil de sobreestimar. No solo sirve de plataforma de lanzamiento de interceptores ante eventuales amenazas contra Europa o Estados Unidos, sino que proporciona información crítica al sistema de mando y control aliado. Su posición geográfica, cercana al Estrecho de Gibraltar, le permite controlar el tránsito entre el Atlántico y el Mediterráneo, garantizando una presencia militar ágil en regiones geopolíticamente sensibles (Norte de África, Sahel, Oriente Medio). Los propios documentos oficiales de la Armada de EE.UU. consultados por este diario destacan que Rota proporciona apoyo logístico a buques de EE.UU. y la OTAN y alberga las mayores instalaciones de armas y combustibles de Europa dentro de una línea de defensa segura.Los destructores Aegis intercambian información en tiempo real con centros de mando aliados; esos flujos deben permanecer sellados y aislados. En suma, Rota simboliza la piedra angular de la cooperación de defensa. Por eso, en Washington se ve el contrato con Huawei no como un hecho aislado, sino como un síntoma de que España podría convertirse en el eslabón débil de la cadena de seguridad occidental.El rumbo que tome España en las próximas semanas será decisivo para su posición internacional. Si persiste en mantener a Huawei en su ecosistema de seguridad, la brecha con EE.UU. podría ensancharse peligrosamente, según los legisladores que han escrito a la Casa Blanca. Ha habido incluso llamamientos, desde sectores conservadores, a reevaluar la presencia militar estadounidense en territorio español. El caso más extremo ocurrió en redes sociales: Robert Greenway, general retirado y asesor de Trump, llegó a proponer públicamente trasladar las bases de Rota y Morón a Marruecos como castigo a Sánchez por su falta de compromiso. Aunque el Pentágono no contempla seriamente algo tan drástico (esas bases son insustituibles a corto plazo), el hecho de que se plantee refleja el nivel de malestar acumulado. Otro conocido analista, Gordon G. Chang, fue más lejos sugiriendo que la OTAN podría llegar a «plantearse incluso expulsar a España de la Alianza» si sigue «complicando la vida a las democracias occidentales». Son palabras duras y probablemente exageradas, pero indican una tendencia: España está quemando su capital político en Washington a marchas forzadas.

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