El Gobierno, en las últimas semanas, parecía sentir un cierto alivio después de que los disturbios en Torre Pacheco (Murcia) –tras llamar grupos ultra a «dar caza» a inmigrantes– y la imputación del exministro Cristóbal Montoro emergiesen como competencia al monopolio informativo que, durante el mes de junio, ejerció incontestablemente la corrupción socialista, con Santos Cerdán como protagonista. Pero la realidad se impuso este martes, en un pleno extraordinario con un orden del día presumiblemente amable para los intereses del Ejecutivo, cuando el PP confirmó, justo antes de intervenir en el debate, que no estaba por la labor de rescatar a Pedro Sánchez del abandono de sus socios. El decreto eléctrico ‘antiapagones’, aprobado por el cero energético que sumió en la oscuridad a la península ibérica el 28 de abril, decayó pese a la presión de las empresas del sector para su aprobación.Las alarmas sonaron en la Moncloa el lunes cuando Podemos confirmó su intención de posicionarse en contra de un paquete de medidas cuyo objetivo es evitar futuros apagones dotando al sistema de mayor estabilidad, pero que, según el análisis de la formación izquierdista, obedece a los intereses del «oligopolio» eléctrico, con Iberdrola y Endesa a la cabeza. Fuentes del partido aseguraban este martes, horas antes de la disputa parlamentaria, que el Ejecutivo ni siquiera se había puesto en contacto con ellos para intentar cambiar el sentido de su voto. Su decisión fue, concluían estas fuentes, intentar aprovechar los intereses de compañías petroleras, gasistas y eléctricas para seducir al PP.La víspera del pleno extraordinario, las patronales energéticas estuvieron enviando cartas a los partidos políticos para intentar convencerlos de las bondades del decreto, informa Raúl Masa. Entre ellas, nuevas funciones de control a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y a Red Eléctrica para evitar futuros apagones, un mayor desarrollo de la red para impulsar la industria y la eliminación de trabas al desarrollo sostenible, lo que había sido aplaudido incluso por la oenegé Greenpeace. La principal incertidumbre de la jornada estaba en la bancada popular, aficionada a jugar con la ansiedad del Gobierno, que confirmó el sentido de su voto en pleno debate, mientras hablaba la socialista María de las Nieves Ramírez. «No es labor de la oposición rescatar a Pedro Sánchez del abandono de aquellos que le hicieron presidente. Si no tiene el apoyo de la cámara, que busque el apoyo en las urnas», zanjaron desde el Grupo Popular.Por eso, cuando Guillermo Mariscal, diputado del PP de amplio conocimiento en la materia, se subió a la tribuna de oradores, el pescado ya estaba vendido. «No han asumido responsabilidad alguna», atizó al Ejecutivo, molesto con la falta de autocrítica por el inédito apagón que dejó durante más de diez horas sin luz a España y Portugal. La vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Sara Aagesen, escuchaba desde su escaño consciente de que su defensa del decreto, dada la fragilidad del Gobierno, resultó estéril.Pero las malas noticias para el Ejecutivo continuaron acumulándose. Al argumento de Ione Belarra, que el paquete de medidas urgentes era básicamente un regalo a Iberdrola, Endesa y Naturgy, se sumó el diputado del BNG, Néstor Rego. Pero las señales más preocupantes llegaron, otra vez, desde Junts per Catalunya. Su portavoz en el Congreso, Míriam Nogueras, de la máxima confianza del prófugo Carles Puigdemont, remarcó que tras semanas «entretenidos con la corrupción de PSOE y PP», el de este martes no era un pleno «normal». Y en un contexto complicado para el Ejecutivo, su socio más díscolo le recordó que sus votos no son «un cheque en blanco».Junts no solo votó en contra del decreto eléctrico, lo que hizo más dolorosa la derrota, sino del de entregas a cuenta de las comunidades autónomas. El Gobierno solo se salvó de una doble derrota –Vox votó en contra de todo– por el evidente interés del PP, que gobierna en la mayoría de regiones, en que sus territorios reciban los fondos que les corresponden. Fuentes del partido independentista, visiblemente molestas, recordaban después del debate que el PSOE tiene dos deudas pendientes en su haber como son la oficialidad del catalán en la Unión Europea, para lo que se requiere de unanimidad de todos sus Estados miembros, y que Puigdemont se pueda beneficiar de una amnistía que ha avalado el Tribunal Constitucional –ya se verá qué dice Europa–, pero que el Supremo descarta aplicar en el caso de la malversación.La venda antes que la heridaEl Gobierno, ya por la mañana, se ponía la venda antes que la herida. Y si bien asumía en privado la inminente derrota en el decreto eléctrico, presumía de la aprobación definitiva de tres leyes –se discutían las enmiendas del Senado–, dos reformas del Reglamento y otros dos reales decretos leyes que sí prosperaron. «Si hemos perdido una votación de siete, ni tan mal», dijo Pedro Sánchez ‘a posteriori’, ausente en el Congreso por su gira en América Latina, informa Mariano Alonso desde Montevideo. No obstante, cabe recordar que la posición de Junts ya obligó al Ejecutivo a posponer dos de sus medidas estrellas, que pretendía incluir en el ‘pleno escoba’ de este martes, como son la reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales y la reforma de acceso a la carrera judicial y fiscal, esa ‘ley Bolaños’ que ha puesto a jueces y fiscales en pie de guerra. Sí vieron luz verde, si bien con PP, Vox y UPN en contra, los cambios reglamentarios para introducir el lenguaje inclusivo, aumentar los supuestos para el voto telemático y poder retirar credenciales de prensa en caso de insulto, grabaciones sin autorización y allanamiento de despachos, entre otras actitudes.

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