Con la herida fresca en el gemelo por su cornada en Mont de Marsan, tan solo 72 horas después de que un toro de Escolar le abriese un boquete Damián Castaño reaparecía en Santander. Contra todo pronóstico médico, con el alta voluntaria e infiltrado. Y no para lidiar cualquier ganadería, sino una de Miura. Y no cualquier toro, pues le salió un miureño antiguo, de esos que cortan la respiración y con los que había que estar muy preparado. Al cien por cien. Y era evidente que Damián no lo estaba. Tuvo mérito estar delante de esa fiera y hacer el esfuerzo, pero tanto el torero como el público pasó un mal rato al verle tan mermado. Brotaron más voces que pañuelos en la petición, pero el palco tuvo la sensibilidad de premiar aquel esfuerzo por la vía de la épica. Anda que las estrellas del césped iban a reaparecer con un boquete…Aun así, tiño de arrestos desde el vibrante saludo a la verónica de Castaño al cornicorto tercero, que empujó en el peto, pero en el siguiente se fue de najas. Cojeaba ostensiblemente cuando se marchó a los medios para conceder distancia al miura, que arrancaba con todo, con brío. Mucha generosidad por parte del torero, aunque a Granujito le hubiese venido mejor un arranque más poderoso. Eso sí, tremenda emotividad desde la primera tanda, con un toro que se revolvía muy rápido y no lo perdonó en la siguiente, cogiéndolo por la chaquetilla, a la altura del pecho. Colgando de la chaquetilla quedó, con un boquete en la parte posterior de la taleguilla, a la altura de la cornada en Francia. Y si por un lado cazaba moscas por el otro hasta mosquitos. Sin la chaquetilla y sin las condiciones necesarias para estar delante de un toro –justo le tocó el de más picante–, era complicadísimo darle matarile a Granujito. A la segunda lo cazó y creció una petición de más voces que pañuelos, pero el palco tuvo la sensibilidad de premiar su épico esfuerzo con una oreja. Lloraba Damián, emocionado y dolorido, dolorido y emocionado.No arrancó bien la tarde con Jabaíto, altote, agalgado e inválido. Triste imagen de uno de Zahariche postrado en el ruedo, que habían estado acondicionando durante la madrugada. De más aparente presencia era Jarito, el previsto en cuarto lugar, aunque tampoco le sobraba el fuelle. Chochón el trote, que no precisaba de mucha carrera en banderillas. Anda que le iba a ganar la acción a un portento físico como Escribano, que gustó en el violín al quiebro. Se miraba ya entonces la gente le reloj: media hora después del paseíllo, aún no había arrancado la primera faena de muleta. Brindó el de Gerena al público y se paseó para oxigenarlo. «Empieza cuando quieras, no tengas prisa», le dijeron con mucha guasa. Suavemente le echó las telas, porque al mínimo tirón el noble miura se desmoronaba. Templadísimos naturales, con Escribano gustándole.Ninguna maldad tenía en sus asas el de la A, con una embestida tan dormida, tan mexicana por momentos. Pero aquello, que fue para disfrute del torero, no transmitía en los tendidos, que le pidieron abreviar. Muy profesional su labor.Una bonita estampa lucía el segundo, Alcusito. con mayor viveza. Quiso Galván que lo dieran en el caballo y hasta lo puso en la distancia larga para un nuevo puyazo, lo que enfadó al personal. Rectificó entonces el gaditano pidiendo el cambio. Un mal rato pasó la cuadrilla con los palos. Se lo llevó Galván a los terrenos del 6, donde la arena permanecía en mejor estado. Sin apreturas, pero con un corte estético maravilloso, se gustó por el derecho, el mejor pitón, que por el otro había que sacárselo hacia fuerita. Tiempo le concedió hasta trajinar otra serie a izquierdas, con el miura venciéndose. Cinco molinetes pusieron el broche a la medida obra, en la que no cuajó la petición: una ovación se llevó, como el toro.Feria de Santander Coso de Cuatro Caminos. Martes, 22 de julio de 2025. Cuarta corrida.Más de tres cuartos de entrada. Toros de Miura y un sobrero del Pilar (4º), desiguales de presencia y de juego variado; aplaudidos 2º y 3º (una prenda). Manuel Escribano, de verde y oro: pinchazo y estocada rinconera (saludos); pinchazo y estocada (leve petición y saludos). David Galván, de lila y oro: estocada corta, desprendida y perpendicular (leve petición y saludos); bajonazo enhebrado y descabello (silencio tras aviso) Damián Castaño, de blanco y plata: pinchazo y estocada delantera (oreja); pinchazo y estocada (ovación de despedida).

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