Cuando el arte y la belleza buscan a Dios: Niño de Elche frente al obispo Argüello

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Cuando el arte y la belleza buscan a Dios: Niño de Elche frente al obispo Argüello

Paco, El Niño de Elche y Luis Argüello, arzobispo de Valladolid. El cantaor radical, performer heterodoxo, agnóstico que se define como exflamenco, frente a frente al obispo pensador, al activista político que abrazó una tardía vocación sacerdotal, al pastor que busca interpelar al mundo desde el diálogo entre fe y razón. Un coloquio que parecía imposible , pero que se materializó en una de las veladas del Observatorio de lo Invisible, la iniciativa que esta semana ha reunido en el Real Monasterio de El Escorial a artistas consagrados —como el pintor Antonio López o el compositor Ignacio Yepes— junto a 150 alumnos-creadores en una experiencia donde convergieron creación, oración, encuentro y pensamiento.En uno de los claustros interiores del monasterio, mientras el sol comienza a apagarse, comienza fuerte El Niño de Elche cuestionando la idea de creación y creatividad. «Cuando a mi me colocan la idea de creador siempre me incomoda muchísimo, es una palabra muy grande», explica, y prefiere sumarse a una noción del padre Carreira para sostener la idea de «que Dios lo creó todo, todo está creado y nosotros somos buenos modificadores ». «Parte de esa búsqueda de la verdad es desvelar, velo tras velo, lo que ya existe», añade, y le lanza el órdago al obispo, sobre su visión de la creación y la posibilidad de conversión.El cantaor ha hecho los deberes, pero el obispo Argüello recoge el guante e introduce en el debate una noción clave: la «sugerente palabra de la participación». « Dios, en quien creo como creador y padre , ha querido de una forma misteriosa, sorprendente y libérrima, hacernos partícipes de su vida, e invitarnos a nosotros a un coloquio de participación con lo real y lo creado , del que siempre surge una novedad». «El arte tiene que ver con esto, nos permite captar, como en un instante, en un destello, parte del misterio de esa participación», añade.Noticia Relacionada Entrevista estandar Si Luis Argüello: «Hay que dar voz a los ciudadanos» Montse Serrador El presidente de los obispos reclama elecciones: «Ver al presidente del Gobierno pidiendo perdón es un gesto humanamente reconocible, pero políticamente irrelevante»Creación —con mayúscula o con minúscula, según se atribuya a Dios o a sus criaturas— que, según el obispo, responde hoy a un desafío mayor, que «hoy no es ateísmo, sino la indiferencia». Por eso, insiste, la creación, «como acto libre y amoroso», permite al ser humano ser «partícipe de la libertad y del amor» creado por Dios. Y eso interpela de lleno a los materialismos contemporáneos, que niegan la libertad y la reducen «a una apariencia de reacciones bioquímicas ». «En la búsqueda del Dios creador se une la pregunta radical sobre la libertad y sobre el amor», concluye Argüello.El cantaor asiente: «Cuesta entender y asumir esos conceptos. Amor, libertad… son términos complejos ». «Y sin embargo son latidos inarrancables del corazón humano», apostilla el obispo. Afianzada la posibilidad de creación, vuelve a emerger el espíritu provocador de El Niño de Elche: «El amor es agitación, es movimiento, una constante cópula; la creación es una idea agitada, que no cesa».Avanza el debate hacia la actual propuesta estética de la Iglesia, y entonces el cantaor plantea a bocajarro su posición: «¿Qué demonios hace la Iglesia en un sentido administrativo, pero también estético y curatorial, para que esa decadencia esté llegando a términos preocupantes? Ya no solo para los creyentes, sino también para quienes, como yo, somos hijos de su cultura». «Parece que la Iglesia suena igual de mal que suena el mundo», dispara. Le cuesta comprender cómo esa institución, que fue durante siglos la gran mecenas del arte, atraviesa ahora —en sus palabras— «su peor época en cuanto a belleza estética». Y remata: «¿Qué pasa cuando se construye una iglesia en un barrio, con esas arquitecturas horribles, de las que todos salimos huyendo? ¡Nos quitan las ganas de entrar! ¡Vaya forma de evangelizar, joder! ¿Cómo se revierte eso? ¿Qué se está haciendo desde dentro para que quienes proyectan un templo no cometan semejantes atrocidades visuales?».«El amor es agitación, es movimiento, una constante cópula; la creación es una idea agitada, que no cesa» El Niño de Elche Cantaor exflamenco«Esa es la gran cuestión», concede Argüello. Y ofrece contexto: «Hubo muchos factores. Uno, cómo se acogió la reforma litúrgica del Concilio Vaticano II, que buscaba acercar la liturgia al pueblo. De ahí las lenguas vernáculas y una nueva música. Pero coincidió con el auge de la cultura pop, de masas y un extraordinario movilización de la población» que provocó un proceso de urbanización muy intenso. «Crecían los barrios de nuestras ciudades y había que ofrecer un lugar donde poderse encontrar». «Es un momento en que la sensibilidad pone más el acento en la encarnación en un barrio concreto , en los barrios populares, que en la liturgia y el cuidado estético». Una época «tremenda», lo define Argüello. Nadie lo verbaliza, pero en el ambiente pesa la idea de cómo se confundió la pobreza con oa cutre. «Pero francamente creo que esta situación, cuantitativamente sigue siendo muy expresiva, pero cualitativamente está superada». «Hay una conciencia de que esto no nos ha hecho bien y hay una búsqueda real», pero «el giro ya se ha producido» y se está «revirtiendo» la tendencia, tranquiliza el obispo.«Administrar decadencia y escasez»Antes, los derroteros también habían transitado por el patrimonio, pero centrado en la dificultad de la Iglesia para seguir custodiando el arte y la belleza concentrados en los edificios y obras que a lo largo de los siglos ha promovido y que todavía gestiona. Una herencia recibida cada vez más difícil de gestionar. «La Iglesia, y no pensemos en ella sólo como los obispos sino en toda la comunidad cristiana, -puntualiza Argüello- tiene, por una parte, la necesidad de administrar decadencia y escasez, en pueblos que se quedan vacíos, donde hay templos espectaculares , archivos valiosos , incluso musicales. Pero por otro lado, tiene la capacidad de seguir adelante generando cultura, en cuanto a las formas y estilos de vida, y también como expresión artística. Este es el gran desafío».Un reto complejo, reconoce Argüello, que dirige una diócesis de Castilla y León, con miles de localidades, muchas de ellas con menos de 100 habitantes. «Se nos pide una alianza con las administraciones públicas, pero no es suficiente. España ha tenido hasta hace 50 años un tercio de los monasterios de clausura del mundo. Hoy son una cuarta parte. ¿Qué hacemos con muchos de ellos, que están vacíos? Lo normal es que terminen siendo pasto de iniciativas inmobiliarias », sobre todo los que se encuentran en el centro de las ciudades , reconoce el arzobispo de Valladolid. «Este es nuestro desafío, pero yo creo que tiene que ser la propia comunidad cristiana la que redescubra la vía de la belleza para anunciar el Evangelio», añade.«Estamos viviendo una nueva desamortización, no tanto por la presión de los poderes públicos, sino por nuestra impotencia» Luis Argüello Arzobispo de ValladolidUn desafío nada fácil de resolver, porque «estamos viviendo una nueva desamortización, pero no tanto por la presión de los poderes públicos, sino por nuestra impotencia. Lo reconozco, y al mismo tiempo aquí estoy, buscando qué podemos hacer», asume Argüello. «Esta decadencia artística de la Iglesia, que es innegable, responde a la decadencia espiritual de la Iglesia », apostilla Javier Viver , el artista que promueve el Observatorio y que actúa esa tarde como moderador. «Constatamos que lo que sucede es una consecuencia: si no somos capaces de generar una nueva cultura tan atractiva como la que hemos generado en otros momentos es porque no hay nada sucediendo en nuestro interior capaz de regenerar el arte sacro», asume.El sentimiento es agridulce. Por una parte, el análisis certero y descarnado de una realidad que para nada es halagüeña. Por otra, el propio reconocimiento de esa situación extrema, que se plantea como punto de partida para comenzar a revertir la tendencia. «Dios creador nos enseña otro rostro, en el sentido de reconocer que el corazón herido tiene una gran capacidad de crear », explica el obispo. «El Dios en quien nosotros creemos restaura, recrea. Y aparece lo más sorprendente, que es cuando el escándalo del mal se convierte en el plan B de Dios, porque al Dios que nos correa y redime no le basta con volver al primitivo diseño , sino que hace una propuesta mejor, una propuesta de divina humanidad, transhumans, por utilizar una palabra de nuestro tiempo», añade Argüello. Y no falta una última reflexión: «Estamos aquí, tranquilamente hablando una tarde de verano y la mayor parte del mundo vive entre hambre y guerra», alerta. Pero a su vez reconoce que con ese argumento, en los 60 y 70 del siglo pasado se condenaba a la belleza por escandalosa. «¿Para qué usar un cáliz si la gente se muere de hambre? Nada de cáliz, si podemos poner el vino de la eucaristía en un vaso », decían entonces, según recuerda el obispo, pero olvidando que «los pobres, si algo reconocen, es la posibilidad de participar en la belleza. Y en el drama de vidas terribles, que las hay, precisan también poder encontrarse con un bálsamo», concluye.El sol ya hace rato que es sólo un recuerdo. Las palabras, y sobre todo las ideas, resuenan en un auditorio que necesitará aún un tiempo para rumiarlas y asumirlas, quizás porque la elocuencia del pensamiento ha ido compensado la luz que se perdía con el ocaso. «Lo prefiero así, elevado y que nos obligue a pensar» , dice a nuestras espaldas uno de los participantes, que recoge su silla de plástico y se retira en silencio. Le queda tarea por delante

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