«No han podido llevarse a nadie. Estamos aquí esperando las consecuencias judiciales de no haberles dejado llevárselas». Las palabras entrecortadas de sor Paloma, al llegar a toda prisa al monasterio de Orduña , sintetizan la tensión vivida esta mañana, cuando las exreligiosas intentaron impedir el traslado de las cinco monjas más mayores, de entre 86 y 100 años, para quienes la Fiscalía había ordenado su reubicación en otro convento de la Federación de Clarisas, debido al inminente desahucio de las ocho cismáticas, conforme a la sentencia que se ha conocido este jueves.«Las autoridades no logran llevarse a las mayores, han levantado acta judicial y se han marchado», explicaba después el jefe de prensa de las exclarisas, en lo que parece un reconocimiento implícito de la desobediencia a la orden judicial. «Después de verificar que las hermanas se querían quedar, que tenían entendimiento y que podían decidir por sí mismas, la orden de la Fiscalía es llevárselas en contra de su voluntad», aseguraba, por su parte, la exabadesa en un audio que fue distribuido por la misma vía.Noticia Relacionada estandar No Las exmonjas de Belorado confirman que preparan Orduña para trasladar a las mayores José Ramón Navarro-Pareja En un directo en Instagram corroboran la información adelantada por ABCLa mañana, marcada por la alta tensión, arrancaba en Belorado poco antes de las 11:00. En un corto lapso de tiempo, tanto las exreligiosas como la oficina del comisario pontificio emitían sendos comunicados en los que expresaban sus respectivas valoraciones sobre la sentencia del Juzgado de Briviesca, que estimaba la demanda de desahucio interpuesta contra las excomulgadas y ordenaba el desalojo del monasterio. Una sentencia que, aunque aún susceptible de recurso, dejaba entrever una calma tensa a la espera de que la resolución sea firme y se ejecute el lanzamiento.Pero a las 13:00, el responsable de prensa de las exreligiosas, Francisco Canals, avivaba de nuevo la controversia al enviar un «comunicado urgente a los medios» a través de WhatsApp: «En este momento 5 monjas de la Federación de Clarisas y la GC [Guardia Civil] para supuestamente llevarse a las 5 monjas mayores de Belorado y dividir a la comunidad» [sic]. La escasa información, la improvisación y la redacción apresurada del mensaje, justificada por la urgencia del envío, sembraba aún más incertidumbre sobre lo que realmente estaba ocurriendo en ese preciso instante.La duda, que había comenzado la semana pasada sobre la localización de las cinco monjas mayores, se agudizaba aún más tras la información de ABC, que había desvelado los planes de las exclarisas para trasladar a las mayores de Belorado a Orduña antes de que se llevara a cabo el desahucio. Por otro lado, la presencia de la Guardia Civil en el monasterio, junto a las representantes de la Federación de Clarisas, dejaba abierta la incógnita de las razones detrás de su intervención. Tampoco ayudaba a esclarecer la situación el lacónico comunicado de la oficina del comisario pontificio: «La sentencia que conocimos ayer ordena el desahucio de las exreligiosas cismáticas, que no pertenecen a la comunidad monástica. Las hermanas mayores son las únicas que constituyen la comunidad monástica de Belorado y en este momento no debemos realizar declaraciones sobre ninguna acción referida a ellas».Una hora después, una larga secuencia de mensajes, audios y vídeos que nos ayudaban a comprender mejor lo que realmente estaba ocurriendo. La primera sorpresa, o quizá no tanto, era que la acción se había desplazado completamente hacia Orduña. En uno de los audios, la exabadesa reconocía que la Guardia Civil, acompañada por representantes de la Federación de Clarisas, se había personado simultáneamente en Belorado (Burgos) y Orduña (Vizcaya), separadas por unos 100 kilómetros y alrededor de una hora y media de trayecto en coche.¿El objetivo? Cumplir con el auto de la Fiscalía de Mayores y Discapacidad, que ordenaba el traslado de las cinco religiosas mayores, algunas de ellas con un alto grado de dependencia, a un convento bajo la tutela de la Federación de Clarisas, ante la incertidumbre que genera el desahucio de las ocho excomulgadas. Una situación a la que las exclarisas se han negado rotundamente desde el principio, pero que ahora contaba con el aval de una decisión judicial.Las cinco monjas mayores, que no participaron en el cisma, son las que conforman la auténtica comunidad de Belorado, y su superior es el comisario pontificio, quien tendría que haber autorizado cualquier traslado. Desde el primer momento, las clarisas pidieron hacerse cargo de ellas, pero las exreligiosas cismáticas les han denegado la entrada en el monasterio, sosteniendo que son una sola comunidad. Este martes, durante una rueda de prensa, las exmonjas insistieron en que se encontraban en Belorado -algo que, ahora, tras el desarrollo de los acontecimientos, habría que cuestionar- y afirmaron que siempre permanecerían juntas.Las exclarisas no estaban junto a las mayores en OrduñaEn cuanto a lo sucedido en el monasterio de Orduña tras la llegada de la Guardia Civil, no existen testimonios directos, salvo los de las dos exmonjas, conocidas como sor Paloma y sor Berit, quienes, a toda prisa, habían viajado desde Belorado al conocer la noticia. Este hecho hace sospechar que al cuidado de las monjas mayores no estaba ninguna de las exmonjas, sino alguna cuidadora contratada por ellas. «Están diciendo que no quieren salir», afirmaba sor Paloma en un audio, en el que el sordo ruido de fondo, claramente perceptible, dejaba claro que la grabación se había realizado mientras viajaba en coche. «En contra de su voluntad quieren llevarse a nuestras hermanas», aseguraba después, ya en un vídeo grabado desde el asiento del copiloto, mientras seguían su camino hacia Orduña. «La Fiscalía dice que, aunque sea en contra de su voluntad, se tienen que ir», añadía sor Berit. Una afirmación obvia, puesto que detrás de la presencia de la Guardia Civil hay un mandato judicial y que parece enlazar la situación con la resistencia de Juana Rivas a entregar a su hijo a su padre, pese a la sentencia judicial. Según fuentes policiales consultadas por este diario, la solución final puede ser muy similar. «Parece lógico que hayan suspendido el traslado, dado el revuelo que se ha organizado y para preservar a las afectadas, pero la Fiscalía fijará una nueva fecha para que se haga efectivo cuando se calmen las aguas», han explicado. En otro de los audios, sor Paloma, también incidía en esa idea. «Se está violando su derecho de querer quedarse con nosotras, quieren llevárselas incluso a la fuerza, las están interrogando pero la Fiscalía se las quieren llevar, aun en contra de su voluntad», afirmaba. Lo llamativo es que parecía conocer a la perfección lo que estaba ocurriendo en Orduña, cuando todavía se encontraba de camino. «Esto es un abuso de poder y va contra los derechos de nuestras hermanas. Ellas en conciencia eligen. No hay obediencia cuando se va en contra de la conciencia», sentenciaba.[NOTICIA EN AMPLIACIÓN]

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