Irse de vacaciones es un lujo que no todos pueden permitirse. Cuando media Andalucía está haciendo las maletas y pensando ya en el destino que emprenderá en los próximos días, hay otra media que no podrá marcharse a la playa ni a ninguna otra zona turística a descansar.Y es que los datos oficiales hablan de que casi la mitad de los hogares andaluces no puede permitirse irse de vacaciones fuera de casa al menos un semana al año . Concretamente son un 44,9 por ciento los hogares que hay en Andalucía según los datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística corroborados por los que maneja la Junta de Andalucía a través del Instituto de Estadística y Cartografía. Esos datos supone que la situación en la comunidad autónoma es mucho peor que la que hay a nivel nacional ya que hay más de once puntos de diferencia con el resto de los españoles puesto que la media en todo está en el 33,4 por ciento de los hogares que son los que no alcanzan a costearse esa semana.Andalucía figura en el furgón de cola en estos parámetros . Sólo en Canarias, donde el porcentaje supera el 45,3 por ciento salen peor parados. El tercer puesto lo ocupa la región de Murcia. En el otro extremo de la tabla, las estadísticas reflejan que es el País Vasco la que menos hogares concentra con dificultades con sólo un 17,7 por ciento.En cualquier caso en Andalucía, donde los datos reflejan que esta situación permanece casi estática y apenas oscila unas décimas en los últimos cinco años, los que peor lo tienen para marcharse una semana fuera de casa son los más jóvenes . De hecho el porcentaje de los que no pueden hacerlo supera con creces el 51 por ciento entre los que están en la franja de edad de 16 y 29 años.Llama la atención el dato que contrasta con el hecho de que Andalucía es una de las comunidades de España más visitadas cada año por los turistas tanto nacionales como internacionales sin embargo sufre lo que los expertos denominan «pobreza vacacional». Es una situación que afecta especialmente a familias con niños y que, según algunos estudios internacionales, se ha agravado en los últimos años, situando a España entre los países de la Unión Europea con mayores tasas.Las razones de esta pobreza vacacional son muy distintas pero entre ellas figuran la precariedad laboral, el aumento de los precios de los alquileres tanto en las costas como en las zonas rurales y la inflación como factores clave que contribuyen a este problema. La falta de recursos económicos impide que muchas familias puedan disfrutar de momentos de descanso y desconexión, lo que puede tener consecuencias negativas en su bienestar y calidad de vida. Además, la pobreza vacacional también tiene un impacto en la infancia, ya que muchos niños no pueden acceder a campamentos o actividades de verano. La desigualdad social se manifiesta también en el ámbito de las vacaciones, donde el acceso al descanso se convierte en un privilegio para unos pocos.«El primer verano en Sevilla»Entre los que no pueden irse este verano de vacaciones están Pepe y María, una pareja de recién casados de 32 años, que no se marchará este mes de agosto de Sevilla. En su caso lo que ha provocado que se queden sin marcharse unos días es una buena noticia: se han comprado una vivienda de segunda mano en la capital hispalense y dedicarán todo sus ahorros y sus esfuerzos en sus días de descanso a poner en marcha el inmueble para pode mudarse cuanto antes. «Es el primer verano que nos quedaremos sin vacaciones. Siempre hacíamos alguna escapada pero este año no va a poder ser», confiesa el joven. Ambos aprovecharán para amueblar la casa y hacer algunas reformas antes de instalarse. Y si les queda un rato se darán un chapuzón en la piscina comunitaria. Por ello se consideran unos privilegiados ya que en la capital hispalense tampoco abundan las piscinas públicas.«El verano en Sevilla es horroroso, sobre todo para mí que soy de Cádiz», admite Pepe. Aún así lo pasarán todo el día «haciendo arreglos y con el aire acondicionado puesto. Nos echaremos la siesta y luego a esperar a que caiga el sol para dar una vuelta», dice. En su caso no hay ningún familiar con apartamento en la playa en el que puedan encajarse unos días. Es un testimonio de los que no pueden permitirse vacacionar, algo a lo que tampoco contribuyen los precios de los alquileres en verano que siguen subiendo. De hecho los últimos informes publicados por el sector inmobiliario reflejan que los precios han experimentado un aumento significativo, especialmente en las provincias de Cádiz y Málaga. El precio medio semanal de un apartamento en primera línea de playa se sitúa, según los estudios de plataformas como Tecnitasa, en 1.270 euros, lo que representa un incremento del 7% con respecto al año anterior. Este aumento triplica aproximadamente el incremento del IPC e implica que alquilar un apartamento vacacional en la costa será bastante más caro este verano, con un aumento de casi 110 euros por semana de media.Esos precios pueden subir aún más. En las ubicaciones más privilegiadas, exclusivas y con una atractiva oferta de servicios para los bolsillos más acaudalados se disparan los precios: en lugares como Puerto Banús, en Marbella , se encuentran pisos de 110 metros cuadrados por 3.700 euros a la semana. Y un veinte por ciento no gana para pagar el aire acondicionado Hay más cifras que revelan que el verano no es sólo sol y playa para los andaluces ya que los hay que deben pasarlo sin salir de casa y sin aire acondicionado porque o no lo tiene o no puede pagar la factura si lo enciende cuando llegan los meses del calor. Es la denominada «pobreza energética», como se denomina a aquellos que no pueden pagar las facturas de la luz o el aire acondicionado. Según el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía, el IECA, el 20 por ciento de los hogares andaluces no puede permitirse mantener la vivienda a una temperatura adecuada. Sin vacaciones y pasando calor no parece que sea el mejor verano.

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