España entrará en el renovado marco fiscal europeo en una situación sin precedentes desde la gran crisis financiera, sin desequilibrios macroeconómicos estructurales que corregir y sin la vigilancia reforzada de los célebres hombres de negro de Bruselas sobre sus presupuestos. La Comisión Europea ha anunciado este miércoles que avala las previsiones de reducción del déficit y la deuda pública del Gobierno de España y los avances conseguidos en la reducción de sus desequilibrios y que, por tanto, ni abrirá un expediente por déficit excesivo ni incluirá al país en el listado de los países bajo vigilancia reforzada por sus desequilibrios macro. Es un escenario sin precedentes desde que Europa decidiera implantar tras la gran crisis financiera el nuevo marco de control de las cuentas y las economías nacionales que ha marcado la política económica en la Unión Europea de la última década. España siempre había militado entre los países con problemas, bien por el desequilibrios de sus cuentas públicas o bien por la acumulación de indicadores económicos preocupantes. Lo anunciado este miércoles por la Comisión Europea marca un hito simbólico, como se han encargado de subrayar desde el Ministerio de Economía, ya que es como si por primera vez se hubieran dejado atrás las cicatrices de la gran crisis financiera , que en España vino acompañada además del estallido de una gigantesca burbuja inmobiliaria.Noticia Relacionada estandar Si Montero dispone de un colchón de 17.000 millones mientras recorta 20.000 a regiones y municipios Bruno PérezEn realidad, no es tan así. El aval de la Comisión Europea está condicionado, como no podía ser de otra forma dado que España presenta a día de hoy un déficit del 3,6% y un nivel de deuda pública del 109%, muy por encima de los umbrales que Bruselas considera tolerables y compatibles con la sostenibilidad de las cuentas públicas. A corto plazo, a que España confirme de manera efectiva que es capaz de reducir el déficit de sus cuentas públicas por debajo del 3% en 2024 como la ministra de Hacienda se comprometió a hacer hace ahora un año y para lo que cuenta con el impulso del crecimiento de la economía, que los analistas están empezando a asumir que crecerá más incluso que la previsión oficial del Gobierno del 2%. A medio y largo plazo, ese margen de confianza dependerá de que el Gobierno formule en septiembre el plan de ajuste estructural a cuatro o siete años que le exige Bruselas, y en el que el Gobierno ya está trabajando según confirman fuentes del área económica, y sobre todo lo cumpla.Eso será el siguiente capítulo. Lo que la Comisión Europea ha valorado este miércoles, en su comunicado sobre España correspondiente al reinstaurado paquete de primavera del semestre europeo -el sistema de control sobre la política económica y fiscal de los países de la Comisión- es «el significativo avance logrado en reducir las vulnerabilidades, que ha tenido relevancia a nivel europeo, en aspectos como el endeudamiento privado y la deuda externa, así como en la reducción de la deuda pública». La Comisión no solo ha valorado los niveles en que esos indicadores se encuentran ahora sino también la evolución favorable que han mostrado tras la pandemia y que han apuntalado la confianza de los funcionarios de Bruselas en que las cosas van a ir bien en España en los próximos años.La Comisión ha valorado singularmente que «se registre un superávit por cuenta corriente desde hace una década y que se haya incrementado en 2023 reflejando el rápido crecimiento de las exportaciones así como los más bajos precios de la energía» y también que «la elevada deuda pública se haya reducido, gracias al fuerte crecimiento del PIB nominal». Sin embargo, los funcionarios de Bruselas admiten que serán necesarios nuevos esfuerzos en este campo, ya que en el futuro más inmediato se vaticinan déficits todavía elevados y un crecimiento nominal de la economía menos poderosos.»El mensaje sobre España es muy claro y contundentes», ha señalado el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, «y confirma que nuestro modelo de crecimiento es fuerte, equilibrado y compatible con la responsabilidad fiscal».
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