Chicago es una ciudad que se le da bien a John Ram. Allí ganó un ‘Playoff’ del PGA Tour en 2020 (el BMW Championship) y el torneo del LIV Golf del año pasado que, a la postre, le otorgó también la clasificación general de la temporada. Por eso, su retorno a Illinois era esperado con gran interés tanto por él mismo como por sus seguidores; en todos ellos bullía el deseo de ver cómo el de Barrica era capaz de reverdecer los éxitos de la pasada campaña.El planteamiento era casi idéntico al anterior, ya que llegaba a Bollingbrook con la necesidad imperiosa de vencer para superar a Joaquín Niemman en la tabla. Y, una vez más, no defraudó en cuanto a ganas y a capacidad de lucha. Estuvo en la pelea hasta el final y si no se llevó de nuevo el trofeo fue porque Dean Burmester estuvo más acertado en el hoyo de desempate que le disputó junto a Josele Ballester. En este 18 bis el sudafricano firmó un ‘birdie’ mientras que los ibéricos se conformaron con el par y la segunda posición. Poco premio para una jornada en la que dieron todo lo que llevaban dentro.El día, marcado por un intenso aguacero inicial, comenzó con el zimbabuo de nacimiento contemplando a sus rivales desde los dos golpes de ventaja que obtuvo el sábado. Sin embargo, pronto se le nublaría la vista. Encadenó tres ‘bogeys’ en el trío inicial de banderas y eso le llevó a ceder la iniciativa y a compartir el protagonismo con otros actores, como los españoles, Harold Varner, Carlos Ortiz o Branden Grace. Y fue entre tanto aspirante donde sobresalió de manera inesperada el joven Ballester. El castellonense no había tenido aún una semana al nivel que su título del ganador del US Amateur prometía y necesitaba un ‘clic’ que le devolviera la confianza en sí mismo para poder mostrar la calidad y el juego que atesora. Y lo escuchó en el momento más oportuno.Una gran actuación sabatina le llevó a disfrutar del último partido ayer y, al verse en esa situación privilegiada, rodeado por Jon y Burmester, se vino arriba. No rehuyó la presión y, gracias a una conjunción magnífica con su ‘caddie’ Javier Erviti, fue estableciendo la estrategia correcta en cada momento. De manera que a falta de cuatro hoyos se puso como líder en solitario y con toda una historia por escribir. Con apenas dos meses de profesional y el apoyo de su mentor Sergio García, que le hizo olvidar el sueño del PGA Tour para integrarse en el equipo de los Fireballs, estaba en disposición de tapar muchas bocas. Ya se le empezaba a recriminar este paso a la liga árabe y la búsqueda del dinero fácil en lugar de la gloria del campeonato estadounidense. Y él se tenía que reivindicar.A un paso de la gloriaTodo iba de maravilla para el del Club Mediterráneo hasta que se cruzó en su camino el hoyo 15. Tras superar el lago frontal con una maderita no pudo controlar su segundo tiro y la bola se alojó al fondo del tapete, muy lejos del agujero. Pero no fue eso lo peor, sino el pobre ‘putt’ posterior que se quedó cinco metros corto y le llevó a firmar un ‘bogey’ inesperado que dio al traste con sus aspiraciones. Sobre todo porque el africano, en ese mismo momento, firmaba un ‘birdie’ para tomar la cabeza con uno de renta.Cualquier otro se hubiera venido abajo, pero le salió el espíritu luchador que lleva dentro y acabó rebajando un punto en el último que forzó el desempate. Lo mismo que haría el vizcaíno, que con tres ‘birdies´ en el tramo final estaba dispuesto a hacer temblar a quienes se le pusieran por delante. Pero no fue el caso.Dean ya fue el verdugo el año pasado de Sergio en Miami y se sabía capaz de vencer en un ‘playoff’ ante quien fuera. Y jugó un hoyo extra de libro, dejándose un ‘putt’ que embocó con fiereza, mientras que sus rivales necesitaron dos toques para acabar. La tarde se tornó agridulce, pero la imagen que dejaron fue magnífica. Josele, porque demostró que se merece un puesto con los mejores. Y Jon, porque aún puede ganar el ranking este fin de semana en Indianápolis si queda por delante del chileno.

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