Gabriel Le Senne «perdió los papeles» el martes en el pleno . Lo supo en el momento en que la foto de Aurora Picornell se rasgó cuando, de un manotazo, cerró el ordenador de la diputada socialista Mercedes Garrido, sentada a su izquierda en la Mesa del Parlamento de Baleares. «Ya tenéis el espectáculo que habéis venido a buscar», reprochó a la vicepresidenta segunda de la Mesa de la cámara regional, a quien expulsó de la sala tras llamarla al orden sin éxito tres veces.Antes, las diputadas socialistas, Garrido y la secretaria segunda de la Mesa, la socialista Pilar Costa —también expulsada—, se habían negado a retirar las imágenes de tres mujeres fusiladas por la represión franquista durante la Guerra Civil. Los retratos impresos en papel, colocados en la tapa exterior de sus ordenadores, vulneraban la neutralidad de la cámara regional y así se lo advirtió en privado. Garrido y Costa se comprometieron a quitar los retratos tras la intervención del diputado de Vox en el pleno, pero incumplieron su palabra. «Expúlsanos», cuenta el presidente que le retó desafiante la diputada Garrido, experimentada política del ala dura del PSOE, encogiéndose de hombros. En ese instante, la segunda autoridad de las islas perdió su autoridad de un manotazo.«Perdí los papeles, que era lo que querían. Me he disculpado por si alguien se ha sentido ofendido por el gesto de cerrar el ordenador y romper accidentalmente el papel», asume Le Senne, con la certeza de haber caído en la ‘maquinaria del fango’ del PSOE.Noticia Relacionada estandar No Gritos de «puta España» frente al Parlamento balear en una concentración para pedir la dimisión de Le Senne M. Amorós La presidenta del Govern, Marga Prohens, expresa su «rechazo y pesar» y remarca que hay «líneas que no se pueden traspasar»El presidente de la cámara regional ha pedido perdón , públicamente y en privado, pero no dimite amparándose en el apoyo de la mayoría del hemiciclo. Opina que no se puede censurar su comportamiento sin denunciar previamente la «actitud desafiante» de las diputadas y la voluntad de estas de politizar la Mesa del Parlamento balear. «La libertad y la democracia exigen también saber comportarse y respetar», añade.Hace cinco meses, las revueltas internas en Vox Baleares estuvieron a punto de expulsarlo de la Presidencia del Parlamento balear, pero el abogado mallorquín resistió el envite y consolidó su posición dentro del partido. Esta semana, cuando se disponía a festejar su primer aniversario este 20 de junio, marcando territorio ideológico ‘peleándose’ con el PP por ‘obligarle’ a poner la bandera LGTBI en la cámara autonómica, protagonizó una polémica nacional .No era el aniversario que esperaba. El presidente del Gobierno lo reprobó; la oposición le ha llamado fascista; se han manifestado contra él al grito de «puto nazi» a las puertas de la cámara regional y el PP le ha enviado al rincón de pensar.La casualidadLa casualidad hizo que este jueves, además, hubiera pleno extraordinario, que permitió a la izquierda estirar la polémica y desarrollar una movilización dentro y fuera de la cámara. En los escaños, solo fotos de víctimas de la Guerra Civil y los portavoces hablando de defender la democracia frente al fascismo y atacando al PP por apoyarse en Vox. Enfrente del Parlamento, todos los demás diputados junto con dos centenares de manifestantes con banderas republicanas y comunistas al grito de «Le Senne, puto nazi», «puta España» o «Fuera fascistas de las instituciones».Le Senne explicó su versión con un comunicado oficial del Parlamento y después pidió perdón, mientras el PP le reprendía por sus formas, aunque evitaba forzar su dimisión. «La culpa es de la izquierda. El espectáculo lo montaron ellos hasta que perdí los papeles, que era lo que querían», explica la segunda autoridad de Baleares en declaraciones a ABC.Una pregunta internaSin embargo, a medida que pasan las horas, Le Senne empieza a tomar conciencia de su paradójica situación: su error le ha debilitado y a la vez ha salido más fuerte. Ha perdido autoridad como presidente del Parlamento, pero ha ganado mucho peso como referente de Vox. Por eso Santiago Abascal lo impulsó a cambiar de estrategia y a enviar otro comunicado en la tarde del jueves, en el que anunciaba que resistiría y cargaba contra Pedro Sánchez. «Ninguna amenaza ni chantaje del Gobierno de España va a conseguir tapar la presunta corrupción de su Gobierno y de la familia del presidente Pedro Sánchez», aseguró Le Senne.Desde el martes no han cesado de llegarle amenazas e insultos: «Vete al otro barrio, puto nazi». Le han llamado «matón», «mierda con piernas», «fascista», «hijo de mil putas», «franquista», «genocida». Improperios que no han venido solo de las redes sociales, sino que han sido alentados por diputados de la propia cámara regional, ha denunciado.Le Senne ha vivido esta nueva crisis «con mucha paz interior y con la seguridad de estar haciendo lo correcto», aseguran fuentes de su entorno, con el arropo del partido. Su jefe, Santiago Abascal, le ha animado públicamente a «no dar un paso atrás» después de que el Gobierno haya anunciado que llevará a la Fiscalía su actuación buscando un encaje de bolillos para atribuirle un supuesto delito de odio dentro de la Ley de Memoria Democrática.La polémica ha permitido a la izquierda activar a sus seguidores con la bandera del antifascismo en un permanente clima preelectoral, y a Vox recibir un chute inesperado de energía que aparca momentáneamente su sempiterna crisis interna en Baleares. El PP, por su parte, trata de esquivar la tormenta llamando a la reflexión y pidiendo a todos los grupos un esfuerzo por rebajar la tensión, consciente de que la movilización de la izquierda y la supervivencia de Vox dificultan tanto su labor de gobierno, a punto de cumplir un año, como sus opciones de revalidar una mayoría suficiente en los próximos comicios autonómicos.Quienes conocen a Le Senne ven extrañados esta salida de tono. «Es un hombre pacífico y calmado, dialogante», aseguran, apuntando también a que la presión del partido en las últimas semanas, pidiéndole que endureciera su perfil político, le llevó al abismo. La cúpula de Vox le presionó para evitar que la bandera LGTBI se exhiba en la fachada de la cámara regional el día del Orgullo, a sabiendas de que «Le Senne es ‘un medio campista defensivo’ que no te va a meter goles», sostienen fuentes cercanas, y ahora Vox se pregunta si de la polémica ha nacido un futuro líder de la formación en las islas.
Leave a Reply