Simulacro «real» con cazas españoles en el Báltico

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Simulacro «real» con cazas españoles en el Báltico

Una sirena da la señal de alerta en la base aérea de Siauliai, en Lituania . El reloj marca las 17:40 horas, una menos en España, y la Policía Aérea del Báltico de la OTAN —que vigila y controla el espacio aéreo de Estonia, Letonia y Lituania— tiene 15 minutos para desplegar su fuerza y disuadir en el aire al enemigo. Los capitanes Ignacio Bengoechea y Luis Benítez salen corriendo —chaleco y casco en mano— del edificio donde se encuentra la unidad española que forma parte de esta misión rotatoria y que lidera junto con Portugal desde el pasado mes de abril y hasta el 31 de julio. Durante su guardia de 24 horas, Bengoechea y Benítez no se han quitado el mono verde de la aviación, tampoco el traje de agua que llevan debajo, que en caso de que tengan que eyectarse desde el F-18 que van a pilotar les ayudará a soportar las bajas temperaturas del Báltico si caen al mar. En Siauliai, Felipe VI presenció ayer por la tarde la respuesta rápida de los dos capitanes a este ejercicio ‘tango scramble’, un simulacro con el que los pilotos de cazas españoles entrenan para estar preparados para un ‘alfa scramble’. Estos avisos ‘scramble’ se dan cuando se detecta desde tierra una aeronave que va sin plan de vuelo, o que no responde a los controladores o avanza sin transponedor, que es el sistema que tienen todos los aviones y que siempre deben llevar encendido porque informa sobre quién pilota la aeronave, el plan de vuelo y a qué altura y velocidad va. Noticias Relacionadas estandar Si Felipe VI confirma que España mandará otra batería antiaérea a Estonia para hacer frente a la agresión de Rusia Angie Calero estandar Si El Gobierno rectifica y manda de urgencia a Robles con el Rey a su gira por los países bálticos Angie CaleroDesde que el 1 de abril España se puso al mando de esta misión permanente de la OTAN, que recibe el nombre de Destacamento Aéreo Táctico Vilkas, ha interceptado más de 20 ‘alfa scramble’, lo que supone una media de dos vuelos sin identificar a la semana. La mayoría de estos aviones —potenciales amenazas para los países de la Alianza porque no cumplen con las normas de vuelo—, salen de Moscú o San Petersburgo y vuelan por el Báltico hasta Kaliningrado, la región rusa que se encuentra entre Polonia y Lituania. El último vuelo en el que la Policía Aérea del Báltico tuvo que intervenir para disuadir a su piloto se produjo el pasado viernes. Desde que Rusia invadió Ucrania, en cuatro meses se suelen detectar unas 70 aeronaves sin identificar. A las 17:52 horas, dos F-18 del Ala-12 de la madrileña base aérea de Torrejón de Ardoz salieron del hangar y rodaron por la pista. Solo con el ruido ensordecedor del reactor y el posquemador del motor —que alcanzaron los 130 decibelios—, y la velocidad que alcanzaron cada uno de los aviones —170 nudos, unos 260 kilómetros por hora —, ya podían espantar a cualquiera. Por no hablar del armamento de cada avión: dos misiles radaricos de medio alcance (Amraam) y otros dos infrarrojos (Iriste). A las 17:55 horas, estaban en el aire. Cinco minutos después, sobrevolaban el mar Báltico. « Estamos preparados y entrenados para cualquier alarma que pueda surgir y podemos despegar en menos de 15 minutos», explicó el teniente Rafael de Carlos Alonso, mientras veía como sus compañeros daban pequeños giros al avión para aletear desde el cielo, que es el movimiento que suelen hacer para saludar desde aire. En todo este tiempo, han tenido «bastantes» avisos, «la mayoría de aeronaves rusas». «Buscan tantear cuál es nuestra situación y la capacidad que tenemos de respuesta y de disuasión», afirmó. A sus 25 años, el joven teniente nunca pensó que acabaría pilotando un caza F-18 y cuando se lo planteó, siendo adolescente, no creyó que lo conseguiría: «Es un sueño cumplido». Y no es para menos: detrás de cada uno de estos pilotos, considerados ‘los Pete Maverick españoles’ , hay siete años de formación y 10 millones de euros invertidos por las Fuerzas Armadas en cada uno de ellos para su formación. «Para nosotros es un gran honor que Felipe VI venga a visitarnos y se preocupe por conocer nuestro trabajo y el desempeño que estamos realizando aquí. Que observe la profesionalidad con la que trabajamos nosotros, sus tropas, es un gran honor», destacó el teniente. El próximo 31 de julio, volverá a Madrid, a casa. Finalizará la participación de cuatro meses de España en la Policía Aérea del Báltico y a los 198 militares españoles que se encuentran en la base les tocará descansar. Regresarán con los ocho F-18 del Ejército del Aire, hasta que la OTAN decida que los pilotos españoles deben volver. Una Europa «libre y unida»Felipe VI llegó a la base de Siauliai desde Vilnius, también en Lituania, en su segunda jornada de gira por las repúblicas del Báltico. Fue el Rey quien aterrizó el avión de las Fuerzas Armadas con el que recorre estos países desde que salió de Madrid a primera hora del domingo. El Rey amaneció ayer en Tallin (Estonia) y almorzó en el Palacio Presidencial de Vilnius junto al presidente Gitanas Nauseda. Allí manifestó la importancia de que Lituania y España unan fuerzas para hacer frente a los retos y desafíos a los que se enfrenta la UE y el mundo. «Como socios y aliados en la UE y la OTAN, compartimos una visión común de una Europa libre y unida», afirmó. Y añadió: «Nuestra experiencia ha demostrado que la cooperación es necesaria para promover la estabilidad y la prosperidad en estos tiempos de incertidumbre global».Durante el almuerzo, Don Felipe brindó por la «salud y prosperidad de nuestros pueblos, por nuestros valores comunes y el progreso compartido, y por la amistad y la cooperación duraderas entre nuestros países»: «Que nuestros vínculos sigan fortaleciéndose y que nuestras naciones sigan prosperando en paz y armonía ».

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