Ahora que estamos en verano, se habla más de la dismorfofobia o miedo a la deformidad. Se trata de un trastorno somatomorfo en el que las personas imaginan y se concentran en las imperfecciones corporales percibidas. ¿Y por qué se habla más ahora? Porque vestimos con menos ropa, es momento de ir a la playa y piscina y, en definitiva, nos dejamos ver más.La dismorfofobia corporal es un término amplio que abarca múltiples miedos específicos. Consiste en la percepción exageradamente negativa del propio cuerpo o de alguna parte del mismo. Esta autopercepción desproporcionadamente negativa lleva a pensamientos de tipo obsesivo y conductas con las que tratan de neutralizar el supuesto defecto, haciendo uso de cosméticos, excesivo deporte o en ocasiones cirugías que en los casos más graves pueden ser repetidas por no resultar nunca lo suficientemente satisfactorias. La dismorfofobia es generadora de un elevado sufrimiento, que en los casos más graves puede limitar seriamente la vida de quien la padece. Al parecer, la mayoría de las personas con este miedo se centran en las imperfecciones percibidas en muchas áreas del cuerpo; otros se centran en una sola parte, y las áreas comunes de preocupación incluyen rasgos faciales, simetría corporal, cabello y musculatura.Noticias Relacionadas estandar No Tres palabras que deben guiar tu mente: calma, propósito y concentración Belén Colomina estandar No Por qué con la película ‘Del revés 2’ puedes mejorar tu relación con la comida Melissa González¿Por qué alguien tiene dismorfofobia?Las causas de la dismorfofobia no se comprenden completamente, pero se cree que influyen varios factores. Laura Palomares, psicóloga de Avance Psicólogos comenta que «una elevada autoexigencia y baja autoestima, así como el perfeccionismo y la necesidad de aprobación, suelen estar detrás de las personas más susceptibles de sufrir este trastorno».Además, anomalías cerebrales, predisposición genética, relaciones sociales, influencias sociales y mediáticas y otros traumas pueden estar detrás de este problema.El trastorno dismórfico corporal suele coexistir con otras afecciones de salud mental. Por ejemplo, los estudios han encontrado que alrededor del 60% de las personas con ello también desarrollan un trastorno de ansiedad en algún momento de sus vidas.Tal como indican los expertos, las personas con dismorfofobia a menudo experimentan pensamientos intrusivos relacionados con una deformidad percibida o el miedo a una. Por ejemplo, podrían preocuparse o angustiarse excesivamente por una cicatriz o un lunar. Estos pensamientos no solo aparecen inesperadamente, sino que también provocan una angustia significativa y cambios de comportamiento. Algunos signos y síntomas incluyen ansiedad , evitar determinadas situaciones, conductas compulsivas, depresión, malestar o intentos de ocultar o disfrazar el defecto percibido.Al parecer, una investigación sobre visualización de escaneos cerebrales, pone de manifiesto que el cerebro de estas personas es, en principio, estructuralmente normal, pero el problema es que funciona de modo anormal cuando procesa los detalles visuales. Los pacientes con TDC utilizaban más a menudo su hemisferio cerebral izquierdo, la parte analítica, mejor preparada para procesar detalles complejos, incluso cuando procesaban las imágenes menos intrincadas, de baja frecuencia.Los peligros que se correnLaura palomares advierte de que este malestar mantenido en el tiempo «acaba provocando una elevada ansiedad y depresión». Afirma también la experta que afecta a menudo a las relaciones sociales y «puede provocar sentimientos de desesperanza y pensamientos rumiativos o en bucle, generadores de un elevado malestar y angustia». La dismorfofobia puede tratarse, y existen terapias específicas para tratar este trastorno, enfocadas en recuperar la propia estima, ajustar la auto percepción y elaborar la emoción de la vergüenza y la necesidad de aprobación.
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