Creció escuchando cómo los soldados soviéticos metieron a su madre y a su abuela en un vagón de ganado en 1949 y las deportaron a Siberia, más allá de Novosibirsk. Recuerda cuando los tanques soviéticos tomaron Estonia, el 20 de agosto de 1991, después de que el país declarara su independencia. Tenía entonces 14 años y su padre, además de presidir el Banco Nacional, desempeñó un papel muy activo en el movimiento independentista. Por todo ello ve venir de lejos el imperialismo ruso y fue la primera voz en Europa en advertir contra Putin, cuando el resto de los socios, adormecidos, aseguraban que no había motivos para el pánico sólo porque hubiese estacionado 100.000 soldados en la frontera con Ucrania . Antes del inicio de la invasión, la primera ministra de Estonia ya estaba enviando a Kiev armas de apoyo y, desde entonces, el mundo entero escucha con atención a Kaja Kallas , jefa del gobierno de un país de 1,3 millones de habitantes. Esta es la mujer contra la que Putin ha emitido una orden de captura. Y ahora, es la elegida para ocupar el cargo de alto representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea. Es decir, jefa de la diplomacia comunitaria. Un puesto que hasta ahora estaba ocupando Josep Borrell.La estrategia de defensa de su país, que comparte una frontera de casi 300 kilómetros con Rusia, va más allá del mero aumento del gasto en defensa hasta el 3% del PIB. «Cuando la gente no sabe que existes, no se darán cuenta de que ya no estás», es su lema, que articula la lección que Estonia aprendió durante 51 años de ocupación soviética, «cuando se cerró el Telón de Acero, Francia y Alemania no nos extrañaron«. Por eso mantiene una constante presencia internacional y su nombre ha sonado incluso para suceder a Jens Stoltenberg al frente de la OTAN.Gran desenvolturaSe mueve con gran desenvoltura en los escenarios internacionales y allá donde va explica, incansable, a quienes sugieren que Ucrania negocie la paz con Rusia, lo que se siente cuando la violencia continúa en un territorio después de que dejen de caer las bombas. En Tallin, expulsó de la coalición al partido apoyado por la etnia rusa y, tras las elecciones de 2023, formó un tripartito más cohesionado con los socialdemócratas y el nuevo partido centrista Eesti 200. Con su Partido Reformista, de centro-derecha, ha convertido Estonia en uno de los países menos corruptos de la UE y ha promovido acuerdos de defensa entre los países bálticos.Su europeísmo es recalcitrante . «Mi padre preparó la entrada de Estonia en la UE y, una generación más adelante, soy parte de esta UE», presume. Es amiga personal de Roberta Metsola y a Von der Leyen se refiere simplemente como Ursula. Exige que se procese a Vladímir Putin como criminal de guerra y, a medida que el apoyo de Occidente a Kiev se debilita, ella insiste con fuerza inversamente proporcional en que Ucrania tiene que ganar la guerra y en que sólo los ucranianos pueden determinar cuándo se logrará esa victoria. Bajo se mandato, Estonia ha acogido a más de 60.000 refugiados de la guerra, una mayor proporción respecto a su población que cualquier otro país de la UE. Al igual que la célebre Angela Merkel, Kallas ha desarrollado una respuesta estándar a las preguntas sobre sus elecciones de moda: dice que nunca tuvo un par de pantalones hasta que fue elegida primera ministra, y que ahora los viste porque son más prácticos para subirse a los tanques durante las visitas a las tropas.Caída de popularidadCon muy buena prensa a nivel europeo, en Estonia, su popularidad ha caído en picado. En enero, su índice de aprobación se desplomó hasta el 16%, después de haber conseguido doblar en votos a su contrincante en las elecciones del año pasado. Sin embargo, la luna de miel terminó cuando el año pasado, los medios de comunicación del país revelaron los vínculos comerciales de su marido con Rusia. El propio presidente, Alar Karin, aseguraba que el escándelo disminuía la credibilidad de Estonia en su relación con los aliados.El marido de Kallas, Arvo Hallik , según la cadena ERR, tenía una participación en Stark Logistics, que mantenía operaciones con Moscú desde que comenzó su invasión a gran escala en Ucrania. Stark Logistics seguía suministrando una fábrica de contenedores de aerosoles en Rusia una o dos veces por semana. Hallik dejó el cargo y Kallas negó cualquier conocimiento, pero el daño ya estaba hecho.A esto se suma la reciente dimisión de un alto cargo en el Ministerio de Defensa en protesta por la inacción del Gobierno estonio en el presupuesto de armas, de la que Kallas afirma haberse enterado a través de la prensa.
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