Qué se puede esperar del excepcional cara a cara entre Biden y Trump

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Qué se puede esperar del excepcional cara a cara entre Biden y Trump

Si se suma la edad de Biden (81 años) y la de Trump (78 años, recién cumplidos), la cifra es aproximadamente dos tercios desde que Estados Unidos declaró su independencia hace 248 años. Una historia sin resultados garantizados que arranca en Filadelfia con Thomas Jefferson escribiendo sobre verdades y ciertos derechos inalienables… y que culmina con las presidenciales previstas para el 5 de noviembre entre los dos aspirantes a la Casa Blanca más ancianos. Dentro del intenso ciclo electoral por todo el mundo, el verano político de «nunca jamás» que protagoniza Estados Unidos no se queda atrás. Más allá de la plusmarca en senectud, nunca antes un expresidente había sido declarado culpable de delitos penales. Nunca antes un delincuente convicto ha conseguido la nominación de uno de los grandes partidos. Y por supuesto, nunca se ha celebrado un debate presidencial antes del otoño. De hecho, el pulso Trump vs. Biden organizado por la cadena CNN está marcado por la excepcionalidad. Ya que se ha renegado de la comisión independiente creada en 1987 para realizar estas extraordinarias entrevistas de trabajo como un servicio público. En un antes y después, durante la hora y media de duración habrá dos pausas publicitarias de 3,5 minutos. No asistirá público. Y se silenciará el micrófono del que no tenga el turno de palabra.Solamente en tres ocasiones un debate en Estados Unidos ha podido cambiar el resultado de unas presidenciales. Los primeros debates televisados fueron entre John F. Kennedy y Richard Nixon en 1960. Y la juventud radiante de JFK pudo con la sombría imagen de RN. Los otros encuentros decisivos tuvieron como protagonista a Jimmy Carter. En 1976, el aspirante demócrata logró que Gerald Ford negase la dominación soviética de Europa del Este, alineando a votantes decisivos en Ohio o Wisconsin. En 1980, Ronald Reagan logró cautivar a la audiencia y dejar claro que no era un fanático de gatillo fácil. Por eso, este contradictorio pasado no sirve para anticipar el resultado de este debate de «nunca jamás».

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